El contexto marca el texto se suele decir. Escena 1. Una campaña electoral en Perú: un escritor consagrado y candidato a la presidencia de la república después de un mitin los allegados alborozados le hacen bailar al candidato, él con cara de decir tierra trágame, mueve la cintura como puede. Escena 2. Un presidente de la república con interpretaciones torticeras de la Constitución quiere repetir el plato y para eso sus allegados le hacen una canción: El ritmo del chino. Después de cada mitin suena la cumbia de marras y el candidato/presidente, a veces con rostro resignado, debe menear el trasero. El pobre candidato bailaba con rostro de apuro y agonía, como si matara hormigas gigantes (admito en mi contra que soy patoso bailando, sin gracia ni oído y admiro a quienes bailan bien, mejor si es una cumbia, salsa o un sensual vallenato. Tengo a un amigo de Valparaíso que baila salsa de escuela, con ritmo cadencioso). Casi todos los políticos y políticas en Perú deben pasar por el ritual del baile. Quien no lo hace, interpreto, es visto sin cualidades para los regates de la vida diaria en la función pública. Confieso que para mí bailar es como una prueba de ordalía. Pero amén de opiniones personales, cambio de contexto. Escena 3. Un político español en el epílogo de uno de sus mítines se pone a bailar con desenfreno y sonriendo. Al día siguiente es vituperado por sus otros colegas políticos y políticas por bailar. Escena 4. La vicepresidenta de gobierno con unas elecciones cercanas de por medio asiste a un programa de televisión y se pone a bailar en grupo. Al día siguiente le llueven críticas – es más, ella y otros de su partido criticaba a los políticos que bailaban en la escena pública. Pero hay elecciones y hay que menear el trasero. Aquí las emociones en el espacio público son contenidas, se forman la idea, y son, que los políticos y políticas son vistos como personas sosas y de pocas alegrías para el cuerpo sino miremos al actual presidente de gobierno español. La mala leche (o mala milk) se la guardan para las conferencias de prensa y otros espacios. Los bailes son marcados por el contexto en unos es señal, obligatoria, de gente común y corriente y en otro, es pose electoral. Cosas de la vida.