En aras de mejorar el pésimo servicio que diariamente brinda a los pobres usuarios, la empresa del agua potable promovió un soberbio e inédito concurso de conexiones clandestinas. Las bases de dicho evento no eran difíciles de cumplir y podían participar todos los que tenían el servicio gratis desde hacía años. Los premios eran dinero en efectivo y un viaje de placer a una isla del Caribe. En un inicio los promotores pensaron que el concurso no iba a pegar en los extraños clientes de la empresa, pero se equivocaron porque un alud de personas e instituciones se presentó mostrando los planos de sus conexiones por lo bajo.
El jurado calificador, integrado por personas que habían sido pilladas con las manos en la masa, tuvo un arduo trabajo para seleccionar al ganador absoluto. Después de mucho padecer, de sumar y restar, de consultar a expertos gasfiteros, dicho jurado designó a la institución educativa Sofía Leca como la segura ganadora del concurso. Debido no solo a que desde hacía años tenía su conexión por lo bajo, sino que todavía tuvo el atrevimiento de quejarse públicamente debido a que la empresa fluvial no le atendía con el servicio potable. Es decir, los directivos de dicha escuela o colegio no supieron mantener la boca cerrada y, en el colmo de los colmos, querían que Seda-Loreto avalara su delito.
Luego del viaje a la isla caribeña la entidad ganadora del concurso se dedicará al corte del servicio de aquellos usuarios que no pagan puntualmente. Ese hecho de última hora, que no figuraba en las bases del citado concurso, es el que ha hecho saltar hasta el techo a los directivos del centro educativo Sofia Leca. Ellos y ellas sostienen que no pueden ejecutar una acción o labor que no figura en las bases, y han interpuesto una denuncia a la empresa prestadora del mal servicio de agua potable.