Los versos de Armando Almeida exaltan el amor y a la par de ese sentimiento sublime, la belleza de la mujer amazónica. Dividido en tres partes el poemario nos invita a hacer un recorrido de los momentos de la vida del yo poético. El primero, el nacimiento del amor en el Encuentro. El segundo, la consolidación del ese sentimiento puro en El amor y, por último, el ocaso del amor en Solo queda que no es una sentencia, sino todo lo contrario, es una esperanza para volver amar. El poemario es una explosión de emociones que da un mensaje a los lectores: Todo lo que se hace en nombre del amor siempre vale la pena.
El amor no es uno, si no el principal, tema de poetas y poetizas, si bien su entendimiento y la forma de vivirlo han variado con el tiempo y hoy a pesar de que esté subvalorado, aún está vigente y Almeida nos lo recuerda en sus versos libres, en su mayoría de arte menor, rima blanca, uso de algunos vocablos de lenguas amazónicas, un lenguaje sencillo y simbólico para dejar un mensaje claro: El amor es esa fuerza poderosa que le da sentido a nuestra existencia.
El yo poético de Código del buen amor se vale de elementos de la naturaleza amazónica para presentar el mundo lírico, el mismo que está acompañado de bellas imágenes del pintor Jaime Choclote, las mismas que, confabulan con esta voz lírica para expresar esa pasión, admiración y amor hacia el objeto lírico, la mujer, siendo cautivado por su belleza y esa fuerza poderosa que le da inspiración, porque su sola existencia se trasluce en el poder e importancia de su presencia en la vida y en la sociedad.
El poemario de Almeida, es una reminiscencia a la expresión directa de los sentimientos y las vivencias amorosas de todo lector, reflejada en el yo lírico. También, es un recordatorio del amor que está presente y que actualiza la mágica existencia de la mujer en la cosmovisión amazónica.