A raíz del nombramiento del congresista Jorge Meléndez Celis podemos ensayar varias lecturas en esta época de redes sociales y lo que se ha dado en llamar postverdad. Hay una realidad virtual y otra –aunque suene redundante- real. No vamos a entrar a concepciones filosóficas –Platón tenía una idea de la verdad y Aristóteles, Voltaire, Kant y Montagne otra, con aquellas mentiras nobles y la obligación moral de no mentir- porque nos perdemos en el bosque. Sino simplemente en informar con apego a la verdad, con veracidad simplemente.
Desde la semana pasada –cuando los plazos para el nombramiento de ministros se vencía- las redacciones fueron inundadas con un rumor: Jorge Meléndez sería Ministro de MIDIS. Cada medio –y dependiendo si tiene secciones dedicadas a ello- es libre de publicar los rumores y a partir de ello buscar la repercusión del mismo. Fue el mismo congresista –quizás curándose en salud ante la posibilidad de no ser inlcuido en el gabinete ministerial- quien declaró a Pro & Contra que no sería ministro. Los periodistas ya sabemos que si un político dice una cosa puede estar haciendo exactamente lo contrario. El ejemplo más reciente a nivel nacional es el de PPK confiando a Rosa María Palacios que no habrá indulto y a los pocos días concediendo esa prerrogativa presidencial a Alberto Fujimori. Y en el nivel regional el nuevo Ministro de MIDIS asegurando a Katty Riveros –periodista de este diario- que no será ministro y al día siguiente jurando al cargo.
Eso nos pone en una situación complicada a los periodistas. Es decir, cuándo les creemos y cuándo no a los políticos. Creo que nunca. Sin embargo, esa incredulidad no nos puede llevar a no publicar las versiones que dan. Es más, creo que se deben publicar para así demostrar la característica que poseen. Sirvan ambos ejemplos para graficar nuestra chamba y la reprecusión que tiene en esta época de redes sociales.
Porque a pesar de la negativa de Meléndez varias personas consultadas aseguraban que ya tenía –luego de una cita matinal en Palacio de Gobierno- el fajín asegurado en la cartera del MIDIS. Después de consultar otras fuentes el fanpage de Pro & Contra publicó a las diez de la mañana del martes que el congresista juraba en la tarde. En otros sitios y en redes personales se armó una discusión. Unos colocaban como fuente diarios nacionales que no incluían al loretano en la nómina –bajo la, a veces, errada percepción que los grandes medios no se equivocan- hasta que llegó la tarde y juró al cargo. Grande alivio profesional. Porque –entre otras cosas- una de las mayores satisfacciones profesionales que todo periodista que se repete tiene es comprobar que el tiempo demuestra que lo informado tuvo veracidad. Este es uno de los casos. Sin embargo, un comentario posterior a la confirmación de la información me revolotea en la mente: Se puede especular. Y, sí, claro. En las redes y en estos tiempos de postverdad los ciudadanos pueden llenar de especulaciones el mundo. Los periodistas, no.