El espectáculo montado por Joel Parimango, candidato a la alcaldía de San Juan,   comienza cuando aparece un pintarrajeado payaso subido a un zanco. Este da vueltas y vueltas en el lugar elegido anunciando el arribo del candidato, mientras resuenan los tambores bailables y las trompetas del juicio. De pronto se hace el silencio y en medio de hurras aparece Joel Parimango disfrazado de competente y placero payaso. Invariablemente viste una gorra volteada, luce una nariz entomatada,  tiene el rostro pintarrajeado con pintura fosforescente, viste ropas abombadas y luce unos zapatos con las puntas levantadas.

El señor Joel Parimango no dice está boca es mía, no pronuncia ningún discurso, sino que baila a lo grande,  canta cantos de  burla y cuenta chistes que él mismo celebra con ruidosas carcajadas. Es todo un espectáculo ver a ese candidato que en vez de prometer cosas que nunca va a cumplir,  de lanzar  cansados discursos indigeribles,  ha preferido convertirse en payaso para divertir a la audiencia. Es de ver como el posible votante muestra su complacencia ante la actuación de Parimango y aplaude, baila, canta y celebra los chistes de ocasión.

Como es sabido el  estreno del payasismo como centro de la  oferta electoral de Parimango ocurrió en el lugar conocido como Cruz del Sur,  donde un conocido payaso cantó, bailó y contó chistes a más de 100 alumnos de ambos sexos. Después Parimango no se durmió en sus laureles contrató los servicios de todos los payasos que laboraban en la ciudad y se dedicó  a realizar nutridos peregrinajes a diferentes lugares. La aceptación de parte de los señores votantes fue espontanea, bulliciosa, febril. Ese votante está cansado de tantas cosas, de manipulaciones, de mentiras, de pendejadas de los tantos candidatos. Ese votante quiere pasarla bien, quiere divertirse, quiere ver payasos. Las encuestas señalan que don Joel Parimango ha dado en el clavo pues está en primer lugar en la preferencia del respetable.

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