ESCRIBE: Jaime A. Vásquez Valcárcel
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Jorge Samuel Chávez Sibina ingresó a la Alcaldía de Maynas por el cupo que le correspondía al Partido Popular Cristiano en la alianza electoral llamada FREDEMO que en la década del 90 del siglo pasado formaron el partido fundado por Luis Bedoya Reyes y Acción Popular y el Movimiento Libertad que fundó el novelista Mario Vargas Llosa. SI no fuera por esa alianza y el cupo respectivo es obvio que Jorge Samuel jamás hubiera sido regidor, primero y, alcalde después. A la muerte de José Silfo Alván del Castillo, ocurrido de manera inesperada y en momentos que se hablaba de una reelección inminente del popular “Tigre”, el militante pepecista Chávez Sibina llamó a sus amigos para que le ayuden a gobernar la provincia y preparar su candidatura a la Alcaldía. Sometido a unas elecciones internas en el PPC fue derrotado por el ingeniero Carlos Montoya Arbildo. Derrota que motivó su renuncia a ese partido y fundó el movimiento Nueva Amazonía. Con ese partido participó en las elecciones siguientes y perdió ante Joaquín Abensur Araujo. La siguiente elección postuló nuevamente y ganó la misma derrotando a Iván Vásquez Valera que por esos años ya había fundado el movimiento Fuerza Loretana.
Qué hizo en las dos oportunidades que le tocó gobernar la provincia. Depende del cristal con que se mire. Mucho y nada. Harto y poco. Fue el que desactivó EMSEPSA y entregó a una empresa privada el recojo de basura. No solucionó el problema de ornato y una buena mañana inundó las calles céntricas con maceteros y palmeras que provocaron reacciones controversiales. Más cemento, le cuestionaron. Y él con sus funcionarios, más árboles respondían. Con el tiempo se comprobó que ese proyecto fue improvisado y los maceteros, con y sin sus palmeras, fueron arrumados en el parque zonal. Hoy están abandonados y no sirven para nada. También se lo recuerda por aquello de la boa gigante que apareció en una parte de la ribera y que motivó la atención de la prensa nacional e internacional. Unos dijeron que aquello de la “chachiboa” –denominación dada por el apelativo que varios atribuían al alcalde- no era más que una cortina de humo que fue diseñada con el propósito de desviar la atención ante las denuncias que presuntos malos manejos y desvío de fondos que los regidores opositores se empeñaban en acusar. Fue, también, el que pensó, diseñó y ejecutó el proyecto de la nueva sede municipal de la calle Echenique que fue encargado al proyectista favorito de esa gestión, Orlando Bustamante. Se puede decir más –en pro y contra del dos veces alcalde y sus decisiones- pero no hay más espacio.