¿En la década del 80 del siglo pasado el tráfico ilícito de drogas era más evidente en Iquitos y en el Trapecio Amazónico? ¿Los traficantes de drogas buscan en los negocios legales la forma de introducir el dinero sucio al sistema financiero regional? ¿Existe un comercio visible donde los traficantes de droga introducen el dinero que obtienen ilegalmente? ¿Los partidos políticos regionales y movimientos locales en Loreto se dejan infiltrar por agentes del narcotráfico que se hacen pasar por empresarios y que de esta forma limpian las suciedades de su negocio?

Cada uno puede ensayar respuestas diversas. Matices, que le llaman. Pero nadie podrá negar que el dinero del narcotráfico está presente en la mayoría de candidaturas, sobretodo en las que tienen posibilidades de ganar. Ningún “narco” es iluso para colocar dinero en candidatos que no pasarán ni un dígito el 7 de octubre. Tampoco se podrá dar mayores evidencias de la infiltración ilegal.

Con estas preguntas y estas aseveraciones recordemos la década referida en el primer párrafo. Acaso los que éramos adolescentes en esos años no vivimos -y algunos por la edad disfrutaron- la bonanza quimérica del narcotráfico cuando un norteño ligado al petróleo metió una parte de su plata ilícita en un equipo de fútbol que trajo estrellas nacionales y que adquirió a uno de esos denominados “prósperos empresarios” un grifo que abastecía de combustible y que hoy está administrado por una empresa estatal. Acaso nos hemos olvidado que hubo un equipo como “Capitán Clavero” -¿alguien sabe en qué División juega actualmente?- que tuvo como presidente a un tipo que se ufanaba de sus contactos con el Cartel de Medellín y que compró una vivienda que sólo servía para que los jugadores foráneos se concentraran y que hoy sirve de local de una compañía de bomberos porque esa propiedad se quitó al mencionado.

Que a alguien le convenga no recordar esos detalles históricos es otra cosa. Pero no seamos hipócritas selectivos. El narcotráfico siempre ha estado presente en la política nacional -¿ya se olvidan del diputado acciopopulista por San Martín y los líos con “Moscal Loca” por el financiamiento de la campaña?- y regional.

Este 2018 nuevamente se producen acusaciones mutuas y se siembran dudas en unos y otros candidatos. Como si fuera una novedad. La plata del narcotráfico sigue siendo la misma, lo único que han cambiado son los protagonistas que, para variar, se han mudado de grupos, se han vestido con color diferente y hasta se han perfumado con fragancias reincidentes. Pero la plata mala del narcotráfico siempre estará presente en la mala política porque de la buena, queda muy poco.