Hace unos días un amigo me mandó por el watsap un link sobre una conferencia de dos intelectuales peruanos. Uno era de derechas y el otro, creo yo, progre a quien sigo atento a lo que dice desde que la universidad. Algunos apuntes del attrezzo: era una biblioteca llena de libros. Dos señores blancos conversando sesudamente sobre el país y el nuevo escenario a futuro. El diálogo nacía desde ya cojo, eran dos varones como si no hubiera intelectuales mujeres igualmente válidas para pensar en este país de difícil interculturalidad. La tertulia parecía que hablaban de un país imaginario, de la abstracción. Miraba y escuchaba perplejo que sus referencias eran muy limeñas (se daban cuenta de la hostilidad hacia los limeños de cara a otras realidades de Perú), alejadas de los muchos países que existen dentro de lo que se llama Perú. En sus lamentos acotaban de lo poco eficaz jurídicamente de la construcción del Estado- ojo, estamos en el siglo XXI. En este sentido de la plática, la barbarie que sembró Sendero Luminoso no nos ha servido para nada. El modelo centralista de pensamiento está vigente (sin fisuras) y como si no hubiera pasado nada. En esta línea de argumentación, desde hace un tiempo me cuestiono si la pregunta de gran efecto del personaje Zavalita de Mario Vargas Llosa cuando escribe “Conversación en la catedral”, ¿desde cuándo se jodió el Perú?, era una interrogación adecuada. Me parecía más propiamente de un intelectual peninsular (puede ser Ortega y Gasset por ejemplo, en el caso de España llevaba ya muchos siglos como esa idea de Estado, cuestión que no ocurría en Perú con un Estado en manos de unos pocos) que de un habitante de Suramérica donde en los años sesenta o setenta de la pregunta estaría más encaminada hacia un país jurídicamente en construcción. Y la tertulia televisiva, con todo respeto, de estos dos intelectuales estaba como perdida en el tiempo, sin entrar al cogollo de la cuestión. Qué situación para más triste.