Dietario de un friqui

S con sus azules ojos felinos me dice que soy un friqui porque a pesar del barniz intelectual que fulguro me pongo a ver en la tele las series más idiotas que se puedan ver. Hay un programa de esos idiotas como llama, para friquis, que S también comparte que se titula El jefe. Cierta noche haciendo zapping topamos con él y nos enganchó desde el primer momento. Por unos días los dueños de empresas muy famosas en Estados Unidos bajan al llano, se chocan con la realidad del día a día de sus empresas. Se hacen pasar por personas que buscan empleo y empiezan desde cero. Ja, una cosa es mirar la empresa desde arriba y otra desde abajo, y la situación cambia completamente. He visto en uno de los capítulos que el dueño de una de las empresas debe lijar paredes, atender rápidamente en la caja con una cola de diez clientes entre otras situaciones que ellos lo lidian con dificultades. Como les cuesta. Por lo general el capítulo termina con un happy end. Es decir, al final el empresario se quita la careta y les dice a sus trabajadores quien es y se suelta un rollo con visos de melodrama. Amén de eso. Lo que rescato que detrás de un trabajador o trabajadora hay una historia y El jefe se entera de eso y de alguna manera cambia su modo de pensar. Claro, me digo, eso sucede en las empresas de tufo calvinistas como en Estados Unidos donde está el núcleo duro del capitalismo. Porque si esa misma serie se hiciera en los países latinos del capitalismo periférico o en Bangladesh o la India seguro que todo cambia [miren los accidentes laborales en este último país o el caso de los mineros informales en Chile o Perú]. Las condiciones laborales, el acceso a la educación de sus trabajadores o trabajadoras es completamente diferente. Esos tipos de programas de televisión funcionan en un determinado contexto, pero no hay que llevarlo a otros territorios porque seguro que se desmorona.

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