Dieciocho

Pro & Contra cumple 18 años. Mayoría de edad. Motivo de festejos. Confirmación de que nunca el tiempo es perdido. Escucho un disco de “El Último de la Fila” y pienso que el paso del tiempo a veces no degrada, sino reluce y da presencia exacta y concreta a algunas cosas.

Pro & Contra es, ya, sin duda, una institución en el periodismo y las comunicaciones en la Amazonía. No sólo por su estilo, único, corrosivo, polémico y harto confrontacional, sino por su sesgo, cultural, regional, atento a las pautas de la historia, preocupado por encontrarle tres pies al gato, pero también en encontrar dimensiones que a veces no es muy común descubrir y –muchos menos– mencionar.

Pro & Contra es lo más cercano a un periodismo con personalidad, con rostro definido, que te mira directamente a los ojos. Rastro y huella de pasos errantes, a veces, pero también militante, comprometido y creativo. Porque aunque es dirigido por una plana mayor que lo ordena todo, es también –y en esencia– un desafío colectivo, en producto de quienes han pasado por sus páginas y su bunker de redacción.

Escribo regularmente en Pro & Contra más de 7 años, pero recuerdo haber también hecho columnas (un par, en épocas post adolescente) casi desde el tiempo mismo de su fundación. He colaborado desde el columnismo como en redacción y edición.  He visto pasar mucha gente que ha sido camiseta y ave de paso, algunos de los cuales siguen hasta ahora, cuya presencia es oportuno señalar.

En Pro existen aún columnistas que han dejado su particular huella. Recuerdo a Percy Vilchez, el narrador orgánico, el cronista de lo que se ha ido, el incisivo forense del presente. Vilchez es, sin duda, uno de quienes han contribuido a darle carácter, valor y sustancia a este diario. Recuerdo también a Miguel Donayre, desde las europas y desde el trópico, batallando siempre por la palabra bien escrita y el compromiso con la tierra.

Me acuerdo de Héctor Tintaya, arequipeño, gozador, lector y comprometido con la justicia social y la cultura. Siempre ha sido una experiencia divertida chambear con el cholo, especialmente los días de cierre de semana que precedían a esas celebraciones espumantes clásicas del oficio. Recuerdo al amigo Moisés Panduro, cuya pluma es no sólo lúcida, sino ávida de pasión y oficio. Es necesario leer a Panduro, incluso cuando defiende al APRA, pero sobre todo cuando vuelca en el papel su conocimiento de la Amazonía.

Recuerdo columnistas que han pasado por acá y han hecho su propia revolución de tinta. Por ejemplo, Toño Lozán, ahora sacerdote, pero también entusiasta, coherente y solidario, uno de los mejores elementos de su generación. Claro, a Bill Jarama, y, cómo no, a Gustavo Vásquez. Sin duda, siempre fue un gusto leer a Giancarlo Scavino, que siempre ha pretendido hacer de este espacio uno para defender los valores del arte, del cine y de la modernidad.

Olvidarse de Pepino Verea sería también una herejía, no sólo por su alegría y su memoria envidiable (testigo de los más variados y bizarros episodios de la historia iquiteña), sino también por sus columnas que siempre fueron una invitación al recuerdo y el humor. También recordar la primera etapa de la columna “La casa del jabonero”, escrita por Dino Soria.

Es imposible dejar de lado el recuerdo de dos grandes personajes que pasaron por este diario. Por un lado, el genio implacable y humorístico de Orlando López Videira “Lando”, quien durante mucho tiempo dejó su trazo y su alegría a través de viñetas y caricaturas diversas. También el recuerdo del periodista, gastrónomo y memorista compulsivo Guillermo Flores Arrué, cuyo cariño por la Amazonía era insuperable, tanto como su alegría y su locura creativa.

No se puede olvidar sin duda a quienes han hecho posible que Pro & Contra pueda salir todos los día. A Fernando del Aguila, pequeño pero entusiasta, tratando siempre de ordenar el caos que precede inmediatamente al magma del cierre de edición. A Douglas Flores, también a Marco Antonio Díaz, redactores y reporteros de raza. También a Gregoire Ross, siempre dinámico, a Darwin Paniagua (que ha hecho todo lo posible por ser consecuente y objetivo). También a los nuevos que han llegado, como la querida Katty Riveros.

Paco y Vania

También a las amigas Judith Maldonado y Mónica Paredes, cuyo rápido paso fue, en varios cierres, memorable. También a Ángel Vásquez, Walter Ramírez, Marcelino Riera, Edgar Góngora, Roberto Inuma, Carlitos Vargas, Carlos García, Vania Ochoa y la férrea mano administrativa de Mónica Morales han permitido que el producto siempre esté a la hora, en el tiempo, a pesar de contratiempos y urgencias que nunca faltan.

También, sin duda, este es un aplauso para quienes han estado al mando del barco y han sido sus principales impulsores. Entre ellos a Jorge “Potrillo” Carrillo, que es como una suerte de organizador, de coordinador, de editor, de pulpo que mueve todo. Siempre conectado a todas las redes sociales, a todos los teléfonos, a todos los servicios de chat, con tiempo para seguir escribiendo, chambeando, celebrando y más.

Evidentemente, esto también es un reconocimiento a Jaime Vásquez Valcárcel, quien creyó en su sueño particular y lo fue moldeando con el paso del tiempo. No es fácil haber logrado que un medio de comunicación perdure y que haya dejado su principal huella, pero es también producto de una vocación amplia por el trabajo. La oferta del medio no sólo se reduce ahora a la versión impresa, sino a la edición web, a los suplementos culturales y deportivos, a las redes sociales y también a la radio y televisión, como la producción editorial y audiovisual. Un mérito indiscutible.

Dieciocho años después, Pro y Contra sigue aquí. Y goza de buena salud. Enhorabuena.

1 COMENTARIO

  1. Va un gran saludo a toda la gente de PRO Y CONTRA, y a su directos Jaime Vásquez Valcárcel, por la labor que realizan en Loreto. Estos años sirven para demostrar que el periodismo serio e independiente es posible es un país donde la palabra es un lujo. Estoy seguro que seguirán muchos años más.

    Saludos:

    Cayo Vásquez
    Escritor

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