[Un acercamiento a la realidad de la escuela desde las aulas].

Entre agosto y entrado diciembre un equipo de profesionales en educación y animación sociocultural juvenil desarrollaron un intenso y enriquecedor trabajo de identificación de la calidad del trato en dos escuelas de Iquitos. La acción que se desarrolló en el marco del Proyecto de Fortalecimiento de la Gestión en Educación, FORGE, ejecutado por el Grupo de Análisis para el Desarrollo, GRADE, y aplicado en Loreto por la Asociación La Restinga, trabajó en dos colegios de Iquitos, ambos de gestión estatal. Los resultados de la intervención acaban de ser concluidos y entregados a las instancias y actores involucrados en el tema y en los dos colegios con los que se trabajó.

El gran objetivo de esta intervención es mejorar la gestión educativa a partir de generar el mayor involucramiento de los actores de la sociedad civil vinculados, relacionados y usuarios del servicio educativo a nivel de primaria y secundaria. Este objetivo intenta que sean más las personas e instituciones que se preocupen e involucren en la educación escolar, de ahí la necesidad de desarrollar acciones que promuevan el “Diálogo Ciudadano por la Educación”.

La estrategia que se aplicó para esta intervención recogió de los mismos alumnos y alumnas del nivel primario y secundario, como de sus profesores y profesoras, percepciones sobre las condiciones del trato con que se desarrollan las labores educativas. Mediante el uso de técnicas participativas y lúdicas (juegos y dinámicas), se promovieron ocasiones para que los mismos estudiantes contaran sus experiencias de buen o mal trato en el colegio. En todo momento se cuidó escrupulosamente de no generar condiciones de conflicto que pudieran empeorar situaciones complejas o motivar aseveraciones no certeras.

¿Qué está pasando en las aulas de los colegios?

Ya a partir de una mirada parcial, preliminar, de los resultados de estos diálogos ciudadanos, se confirman sospechas e intuiciones recogidas tanto por los organizadores de este proyecto como por otros actores involucrados en esta temática: existe una marcada violencia física y psicológica que se vive en las aulas escolares y que afecta tanto la autoestima, como los rendimientos de los alumnos y alumnas. Esta situación llega, en ocasiones, a provocar el abandono escolar.

Casos de bullying, de maltrato físico, de maltrato psicológico, de acoso sexual, de falta de contención emocional, de sensaciones de indiferencia de la escuela y sus autoridades frente a las situaciones que violentan a los chicos o chicas, de chantaje sexual por notas, entre otras, son las anomalías sobre las cuales el ambiente escolar es particularmente violento, hostil y poco apropiado para un normal desarrollo de los procesos de aprendizaje.

Un informe de avance del proyecto daba cuenta, textualmente, que la violencia en el aula no era solamente una situación que se daba entre alumnos, sino que involucraba, de manera activa, a profesores y profesoras: “(…) manifestaron que recibían maltrato en sus escuelas no sólo por parte de otros compañeros sino también de maestros y maestras en diversas modalidades”.

Llama poderosamente la atención el nivel de “naturalización” y justificación de la violencia tanto a nivel de alumnos y alumnas como de sus docentes, es decir, ambos grupos reconocen que ciertamente hay violencia, pero que esta no es siempre mala, sino que en ocasiones es necesaria y hasta buena, pues se requiere aplicarla para el bien y mejora de la misma víctima de la violencia. Así, se acepta que golpes, humillación, bullying (por rendimiento escolar), son buenos y necesarios porque de otro modo el alumno o la alumna no aprende, no mejora su comportamiento, en suma, no se educa.

La naturalización de la violencia en la escuela llega a ser legitimada incluso por los padres y madres de familia, en un hecho que deja a los alumnos y las alumnas desprovistos de cualquier espacio de protección que salvaguarde su derecho o que por lo menos logre cesar las acciones hostiles que les afectan. Así por ejemplo, cuando el chico o chica acusa a sus padres de acciones hostiles de sus profesores en contra de ellos (incluyendo acoso y chantaje sexual), éstos acusan a sus hijos de ser motivadores de tales situaciones.

Un juego que se acerca a la realidad

Para recoger datos, testimonios e información, sobre la violencia en los dos colegios en que se trabajó fue necesaria la aplicación de una metodología que permitiera altos niveles de participación  Esto fue fundamental considerando que la violencia afecta la dimensión más personal y privada de las personas, por lo que su verbalización es complicada.

Técnicas como “el tendero recomendero”, que consistía en templar un hilo, a manera de tendero doméstico, provisto de ganchos para ropa, sirvieron para que durante las horas de recreo las chicas y los chicos colgaran papeles en los que escribían situaciones o percepciones en las cuales se evidenciaba qué clima o ambiente de violencia o seguridad y tranquilidad se vive cotidianamente en las aulas escolares.

También se hizo un “buzón de los secretos” en el que, de manera anónima, los participantes pudieran expresar o compartir por escrito aquellas situaciones que consideraban violentas o incómodas para lograr un clima favorable al desarrollo de las clases y de los aprendizajes en general. Este recurso fue usado previendo que podría haber situaciones cuya complejidad podría poner en riesgo a los participantes, además asumiendo que no todos o todas tienen la misma confianza para expresarse libre y públicamente. Los resultados confirmaron lo que se previó, lográndose una importante cantidad de testimonios con esta dinámica.

La intervención con el uso de técnicas especiales para promover la participación de los chicos y chicas, lo mismo que de los docentes, es una fortaleza de la Asociación La Restinga, que lleva muchos años desarrollando acciones de esta naturaleza en la zona baja de Belén, en el distrito del mismo nombre, y con resultados altamente satisfactorios.

Para la realización de las dinámicas, el equipo local contrató a especialistas, entre los cuales destacan actores, promotores socioculturales y educadores. Sólo un equipo especializado y con experiencia podría garantizar un uso adecuado y eficiente de las técnicas aplicadas. De este modo se garantiza que los resultados respondan de la manera más fiel a las percepciones y afirmaciones que los alumnos, alumnas y docentes han querido compartir.

De la preocupación a la acción.

Concluida la etapa de recojo de información y valoración de la misma, el informe completo ha sido entregado a la comunidad educativa (profesores y APAFA), las autoridades y entidades involucradas en temas de educación e infancia del distrito al que pertenece el colegio. La idea de esta entrega es generar la conformación de un colectivo, un espacio de dialogo y articulación para generar un programa o un plan de acción para evitar la violencia escolar. Se trata de definir una ruta contra la violencia, un protocolo de actuación que ayude a la comunidad educativa a proteger a las niñas, niños y adolescentes en un entorno que no puede ser hostil sino todo lo contrario.