Delitos navideños
En la inglesa ciudad de Canterbury, en la gastronómica y vinera Noche Buena, fue encanado el señor Ian Richards. Entre las cuatros paredes sigue hasta ahora, lamentando no su glotona y espirituosa conducta pascual, sino su índole alucinante. Como buen cristiano también puso su arbolito en su sala. Pero no era tan huachafo como para poner una planta de plástico. Puso un vegetal de verdad. Pero no por sentido ecológico, sino por pasión fumonística. El árbol era la marihuana. No sabemos si transgénica o natural. Pero su detención hizo que no vendiera el producto a sus clientes. Porque también es comercializador de la estimulante droga.
El ejemplo del varón inglés es solo una anécdota comparando con los delitos pascuales en este país peruano de tantos creyentes. No se puede citar todas las transgresiones navideñas. Nos llevaríamos este diario de encuentro. Pero la modalidad de asalto es la que predominó como tantas otras veces. Dejamos de lado los habituales atracos, como los asaltos a mano armada, los escapismos, los escalamientos, los vaciamientos de chifas. Lo peor que pasó fue la brutalidad de un varón que mató a su esposa por invitar a su padre a la cena pascual. Otra desgracia fue el no pago de aguinaldos a policías, maestros y otros. Una desgracia más fue el descarado incremento de los pasajes terrestres y la cosa puede seguir.
En Iquitos, cuna y suma de tantos creyentes y creídos, la celebración navideña ha variado algo. De instante espiritual se ha convertido en momento espirituoso con su bulliciosa parranda. En medio de botellas consumidas y piezas de baile, nadie sospechó que la ciudad amanecería poblada de basura por todos lados. Cerros y montañas en tantas partes. Ello fue un delito. Delito cívico. Lo peor de todo es que el alcalde viajero no está en la ciudad. En otras partes del mundo los llamados indignados se reúnen para protestar. En Iquitos hacen lo mismo pero para chupar, para vacilarse hasta en los momentos religiosos. ¿No sería mejor formar un colectivo de amargos, furiosos, indignados, para acabar con tanta incompetencia?
Estoy completamente de acuerdo,ya es hora que la gente misma se encargue de solucionar estos problemas que tienen que ver con todos. Porque sino siempre se van a seguir burlando del pueblo.
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