No cabe duda que la reforestación en la Amazonía tiene un alto potencial de crecimiento. Será tal vez por esta razón que el gobernador de la región, Elisban Ochoa Sosa, el día de ayer en el caserío Cahuide, a la altura del Km 54 de la carretera Iquitos -Nauta; lanzó con “Bombos y Platillos” un proyecto de reforestación con la finalidad de recuperar las áreas degradadas y “disque” apostar por un desarrollo sostenible con la siembra de plantas maderables. Este proyecto de reforestación contaría con una “inversión inicial” de más de 19 millones de soles y comprendería la recuperación de 1704 hectáreas de áreas degradadas, utilizando plantaciones de especies forestales como caoba, marupa, cedro, tornillo, con los que se pretende beneficiar a más de 30 mil personas, de todo el eje carretero.

Desde hace años en nuestra región existe un consenso sobre la poca eficacia de los proyectos del GOREL y esto se debe a que el principal obstáculo para la realización de estos; ya no es la escasez de recursos sino la escasez en capacidad de gestión. Cualquier mecanismo que alivie esta escasez sería una contribución al progreso económico y social de Loreto. Entre los principales problemas se encuentran: Poco personal capacitado, procesos ineficientes que obstaculizan la toma de decisiones y mecanismos de control inadecuados que desincentivan la toma de decisiones e impide que aprendan de los errores pasados. También es cierto que existe una gran oportunidad para mejorar la eficiencia de este tipo de proyectos, si se utiliza adecuadamente la capacidad de gestión del sector privado. 

En nuestra región ya se hace imprescindible la firme colaboración entre el GOREL y el sector privado. Haríamos bien en utilizar al sector privado para hacer más eficaz la gestión pública, lo cual no es abdicar de las responsabilidades del sector público. Es usar el sentido común. En mi humilde opinión: “hasta los gobiernos más eficientes del mundo dejan al sector privado hacer el trabajo que se necesite para concentrar los esfuerzos públicos en aquello que el sector privado no puede hacer”. Para que el sector privado y el GOREL puedan colaborar entre sí es necesario primero que haya comunicación efectiva. Esto requiere confianza y representatividad. Consultar con el sector privado sobre temas en los que éste tiene mucha experiencia no es someterse a sus intereses; los funcionarios del gobierno regional serán los que finalmente tomarán las decisiones y si la información recibida les es útil o no, procederán. No tiene sentido aislarse de muchos de los mejores especialistas por temores al qué dirán si se realizan reuniones transparentes y con propósitos bien definidos.

Aunque suene fuerte, “alguien tiene que decirlo”. Es necesario que se oriente a mejorar las deficiencias en la gestión del GOREL y coordinar adecuadamente con el sector privado facilitar para mejorarla. ¡Al fin y al cabo todos somos loretanos! Y deseamos que le vaya bien a la actual gestión del GOREL. Respecto a esto destaca la necesidad de establecer una carrera pública meritocrática y bien remunerada, contratar a especialistas para hacer una revisión integral (reingeniería por fases) de los procesos de gestión pública y cambiar los mecanismos de control para centrarlos en resultados y no en procesos. Luego, debo resaltar la necesidad de simplificar y uniformizar los estudios, y autorizaciones de proyectos de inversión para evitar repetir procedimientos similares y aprender de la experiencia. Asimismo, resultaría muy valioso “empaquetar” proyectos para lograr escala, simplificando su gestión y atrayendo a mejores operadores. Por ejemplo en este anunció que acaba de realizar el gobernador regional respecto a estos paquetes de reforestación para ser replicados en más de 30 mil pobladores rurales, deberían efectuarse mediante concesiones concursadas. Ya que este tipo de inversiones se conocen como “long game” o negocios a largo plazo, y hacer que esto se cumpla es uno de los desafíos más grandes, ya que la estrategia de este negocio debe estar enfocada en un horizonte de 10 años; y las actividades comerciales, así sean pequeñas, deben estar dirigidas a durar ese tiempo.

Considerando que la idea lanzada por nuestro gobernador regional que pretende la recuperación de 1704 hectáreas de áreas degradadas. LOS 19 MILLONES DE SOLES SON COMO UN GRANO DE ARENA EN EL DESIERTO; ES OBVIO QUE RESULTAN INSUFICIENTES y que sólo servirá como un elemento distractivo más, ya que en la realidad como lo sustentaré en lo párrafos posteriores, para él área que se pretende reforestar. se requiere entre US$ 5,000 a US$ 8,000 millones por año, esto solo durante los cincos primeros años del proyecto. Después del quinto año el requerimiento será mucho menor, ya que sería de US$ 2,500 a US$ 4,000 millones por año; si se desea que el proyecto tenga éxito y pueda auto-sostener a los 30 mil pobladores rurales. Ya que los resultados reales no se perciben antes del décimo año, a menos que se implemente un sistema utilizado en otros países que son una especie de “Certificado de Incentivo Forestal”; que le podríamos llamar los CIF-Loretanos. Que consistirían en devolución parcial de dinero de parte del GOREL, considerando los costos de siembra y de mantenimiento hasta el quinto año de plantaciones forestales con fines protectores-productores, la cual funcionaria como una suerte de valorizaciones de los avances obtenidos por cada reforestación. Este subsidio que daría el GOREL podría por ejemplo ser del 50% si la especie plantada es introducida, o del 75% si es nativa. Aquí es donde entra el sector privado para canalizar por ejemplo fondos NORUEGOS para la reforestación y financiar este proyecto en específico.

De acuerdo con los especialistas en temas de “Negocios Forestales”, para que un proyecto de reforestación resulte rentable, se deben tener por lo menos 50 hectáreas de tierra que cuenten con condiciones mínimas y con un plan establecido de manejo forestal bien hecho. El terreno debe estar ubicado cerca de los demandantes de las maderas extraídas, y debe tener todas las condiciones para sembrar el tipo de árbol adecuado para satisfacer esa demanda. Ya que los los cinco primeros años exigen la mayor cantidad de recursos, entre $3 y $5 millones por hectárea al año, estos costos incluyen tanto el mantenimiento de la plantación como la asesoría técnica de los expertos.

Después del quinto año, los cultivos no demandan tantos recursos pues el cuidado de las plantaciones no es tan exhaustivo. Por lo que la inversión neta estaría entre $1,5 y $2,5 millones por hectárea al año. La tasa de rentabilidad de las plantaciones forestales, si se administran de manera adecuada, puede llegar a estar entre el 16% y el 18% efectivo anual. Estos márgenes siempre pueden ser mejorados si los beneficiarios de este programa destinan la madera para darle un valor agregado y completar la cadena productiva tal como actualmente lo hace chile, donde llegaron a sacar un beneficio directo y aseguraron un buen negocio, ya que tienen la materia prima a costos realmente bajos.

Para que se puedan ver beneficiados estos 30 mil pequeños reforestadores, tal como pretende el GOREL se les debe dotar de las condiciones mínimas para realizar la plantación, en 10 años ya estarán viendo los frutos de su inversión. Es una inversión a largo plazo pues requiere que los árboles se desarrollen adecuadamente para garantizar la calidad de la madera. La propuesta un poco gaseosa hecha por nuestro gobernador el día de ayer, adecuadamente manejada puede crear por primera ves en Loreto decenas de miles de pequeños inversionistas (beneficiando así, a la gran mayoría de la población); que no cuentan con los requisitos mínimos para realizar las plantaciones directas, y terminarían encontrando en estos fondos forestales la mejor opción para invertir en reforestación y esperar altas rentabilidades sobre sus inversiones a largo plazo.