Es cierto que una noticia cómo la proporcionada por los resultados Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) pueden traer consecuencias funestas al desnudar nuestra realidad educativa, pero también es cierto que en educación no sólo deben analizarse los resultados sino también por los procesos. Sacar el último lugar en el PISA es desalentador desde uno lo vea, carne para la prensa, materia para la oposición y hasta desequilibrios para un Ministerio de Educación que al parecer sufre más por lento que por estas mediciones.
Este examen ha sido aplicado a los alumnos de 15 años en el 2012 de todo el país, se puede considerar un acierto estadístico. No refleja sólo la realidad de colegios capitalinos o públicos, aunque los criterios son estrictamente europeos e incluso las preguntas reflejan temas arbitrarios para el desarrollo de la inteligencia integral y contextos que no necesariamente el estudiante peruano debe conocer, esas son algunas de sus debilidades.
Si estos estudiantes tienen hoy 15 años, nacieron en promedio en 1997, es decir son hijos del fujimorismo y su mirada constructivista, no sólo en contenidos educativos sino en la manera obtusa de cómo se encaro la educación durante años: construcción de paredes, mobiliario y punto. Más allá de no reconocer el valor de estas pruebas internacionales, el Ministerio debe preguntarse porqué no se desarrollan similares a nivel nacional con criterios imparciales y se pueda tener una mirada más amplia de lo que realmente pasa en educación.
Es cierto que hace varios años se está creciendo sistemáticamente en criterios de comprensión lectora que obviamente no se van a reflejar en estos resultados PISA. También es cierto que un cambio en resultados educativos demora por lo menos una generación estudiantil de un nivel (seis años) y si quisiéramos vernos mejor en un PISA, deberíamos tener el PBI de los países con los que nos comparan y esperar por lo menos 14 años( una generación estudiantil integra). No esperemos tener resultados europeos con presupuestos africanos.
El problema en educación, en primera instancia, es cuestión de presupuestos. Incentivar a que se vayan los que sobran con dinero y evaluación de por medio o los que cumplieron 65 años es una medida inicial, subir los sueldos a la mayor cantidad de manera meritocrática, pero honesta, es un segundo paso y el tercero es implementar la capacitación específica en los docentes y mejorar los programas sociales donde se requiera es también urgente, eso demanda por lo menos el 5% del PBI y no el africano 3% que tenemos en este y los gobiernos anteriores.
Mientras esto no cambie no hay infraestructura o colegios pilotos que arrastrarán resultados masivos. Los gobiernos mienten si no sucede algo tan real como destinar plata a educación, el resto es “floro”, cuento chino o demagogia. Después critiquen a los sindicatos, encarcelen a los mañosos, sancionen a los “terrucos”, censuren programas en tv. etc, todo eso como medidas de fondo no cambiará la educación de manera sostenida. Podrá utilizarse para la tribuna, pero los resultados PISA y los ECE (Evaluación Censal Estudiantil), seguirán arrojando cifras desalentadoras.
Hay propuestas interesantes y al menos por unos días se pone en debate en los medios de comunicación lo que sí es realmente importante: la educación. Por ejemplo modelos como Fe y Alegría que arrojan buenos resultados no sólo en contenidos escolares en lugares pobres sino cómo estos alumnos responden de la mejor manera en las universidades, incluso más prestigiosas y caras, es un paso a imitar y replicar.
Lo único que han hecho los jesuitas es empoderar a los directores, estos con mayores herramientas tendrán que ofrecer resultados de los aprendizajes de sus alumnos. No es una fórmula nueva y menos autoritaria como podría pensar un sutepista, es buscar el resultado por una gestión, si sirves continúas sino te vas a tu casa, obviamente los salarios deberían ser mayores a los que tiene cualquier profesional.
Cómo decía en las redes sociales y parafraseando un poco a un viejo maestro de universidad. ¿Cuál es el mérito de un médico al operar la nariz exagerada de una persona, o el de un ingeniero al trazar unas líneas y luego poner cemento en ellas, o un abogado de jactarse de ganar un juicio que beneficie a un corrupto o delincuente? ¿Hay algo heroico en esto?
No lo creo, pero el simple hecho de sacar de la barbarie a una persona que es enseñarle a leer, luego civilizarlo dándole herramientas de entendimiento, debería ser mérito suficiente para que un maestro socialmente sea mejor reconocido por todos estos técnicos que ahora se hacen llamar profesionales, pero bueno, qué se le puede pedir a una sociedad que no le da importancia a su educación. No nos extrañemos ahora y busquemos un solo culpable cuando aparecen estos resultados.
Señor columnista, se imagina lo calamitosa que está nuestra realidad en Loreto si además ocupamos el ÚLTIMO LUGAR EN EL PERÚ? Se evidencia claramente su intención de querer confundir a la población respecto de la incompetencia y responsabilidad DIRECTA del GOREL en este asunto. S/73 millones desperdiciados en los Créditos Agrarios hubiesen podido servir de mucho al sistema educativo regional. Y si a esto le sumamos la convocatoria oscura para realizar el Plan Curricular Regional hace unos meses, en la que ganó un allegado de Yván, no tenemos otra opción que resignarnos por lo que nos toca vivir.
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