La linterna mágica no era un juegue ingenioso para el regalo de pascua, ni era un objeto manejado por algún brujo. Era un tipo de proyector que hace un siglo servía para la exposición de películas y para apoyas las conferencias sobre determinado tema de importancia. Ese aparato fue comprado en Europa por el doctor Vicente Delgado para impulsar la Labor de un colectivo cívico, un grupo de personas que se agruparon bajo el nombre de Centro de Cultura.
El mismo fue fundado el 25 de julio de 1912, cuando el engañoso esplendor del caucho entraba en su fase de ruina. Entre los miembros de ese colectivo estaban personajes locales y extranjeros que habían decidido quedarse a vivir en Iquitos. En su agenda de trabajo, de acuerdo a las palabras del inspirador y fundador del grupo, el ya citado señor Delgado estaba el de incorporar a la nación a ese remoto Loreto aislado, apoyar la educación de los adultos que no tuvieron la suerte de pisar una escuela y expandir algunas conocimientos para que la gente pueda trabajar en mayor provecho del departamento de entonces.