ESCRIBE: Héctor Tintaya Feria
Francisco Sagasti es un investigador y docente de 76 años que su discurso era sólo apuntes sobre los cuáles desarrollaba ideas que evidentemente ya había preparado. No vacilaba como muchos que hemos visto en este tipo de discursos y para diferenciarse de muchos incluso terminó con la parte final de los versos de Poemas Humanos de César Vallejo “Considerando el frío, imparcialmente”, casi de memoria.
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Comprendiendo
que él sabe que le quiero,
que le odio con afecto y me es, en suma, indiferente…
Considerando sus documentos generales
y mirando con lentes aquel certificado
que prueba que nació muy pequeñito…
Le hago una seña,
viene,
y le doy un abrazo, emocionado.
¡Qué más da! Emocionado… Emocionado…
Termina mientras solloza Sagasti. Sin duda alguien que puede recitar a Vallejo no es alguien indiferente al dolor y la tristeza humana. Más aún relacionándolo con la realidad social y su mismo tiempo en que le tocó, casi de casualidad, ser Presidente de un país enteramente contradictorio, habla de alguien que está camino a llevar una gestión pensando en todos y en la diversidad del país.
Los días pasarán y mientras nombre a su gabinete y las calles sigan ardiendo o vuelvan a estar solas y tranquilas, tendremos más tiempo y argumentos para decir qué está haciendo mal, qué está haciendo bien. Y seguramente les soltarán los perros, lo animarán las loas y el Perú seguirá muriendo o renaciendo. Mientras tanto hay que repasar a Vallejo para tratar de entender al país.