ESCRIBE: Jaime A. Vásquez Valcárcel
Por los rostros antiguos y nuevos es demasiado probable que tengamos un Congreso peor que el cesado por Martín Vizcarra. Por la agenda que se está planteando es seguro que temáticamente será un Congreso alejado de las necesidades de la población. Por la conformación de la nueva Mesa Directiva que se anunció la semana pasada es previsible que tengamos como caras visibles del Congreso a personajes que siendo antiguos tienen poco que mostrar de novedoso y que, siendo nuevos, están repitiendo los vicios de grupo que tanto daño hacen al país.
Cuando el Presidente de la República cesó al Congreso el año pasado la población mostró su conformidad mayoritariamente y fuimos pocos los que advertimos que esa medida siendo popular y populista no solucionaba el problema de fondo. Y es que en todo el país tenemos una crisis de representatividad que abona al desprestigio de cualquier persona que llegue al Parlamento. El ausentismo reflejado el día 26 de enero es sintomático. Una publicación de OJOPUBLIO nos da luces al respecto: “Más de 6 millones de peruanos no acudieron a sufragar en las elecciones congresales. Este número representa el 26% de toda la población electoral, y es una las cifras más altas de los últimos 20 años. En las elecciones del 2016 el porcentaje alcanzó el 18%, y en las elecciones municipales del año pasado el 20%”. Eso es en todo el país. Pero esa misma publicación cuando se refiere a la selva señala: Las regiones de la Amazonía presentaron los niveles más altos de ausentismo. Loreto es la región con el porcentaje más alto de electores que no acudieron a votar: 39%, una cifra récord. Sarayacu, ubicado en la provincia de Ucayali, es el distrito con el nivel de ausentismo más alto del país: 91%. Solo 755 electores de más de 9.000 acudieron a las urnas. Algo similar ocurre con los distritos de Morona y Andoas, que pertenecen a la provincia de Datem el Marañón, zonas afectadas por la contaminación petrolera. En ambas provincias el ausentismo alcanzó el 91% y 90%, respectivamente”. No sólo estamos ante una crisis de representatividad sino un nivel de ninguneo de las formas democráticas. Y desde el Estado no se hace nada por revertir esta situación. Los partidos políticos siguen con las prácticas que han llevado a esta crisis. Es decir, ni siquiera notan el hoyo al que han llevado al país y, así, será muy difícil salir de ello.
La agenda que han planteado al país los grupos que tendrán el poder en el Legislativo es distinta a la que -según el último estudio de IEP- tiene la mayoría de peruanos. El último jueves durante la suscripción del acuerdo de gobernabilidad entre Acción Popular, APP, Somos Perú y Podemos Perú, el vocero de APP Omar Chehade aseguró que “el 60% de la agenda legislativa será la reforma política y de justicia”. La última encuesta del Instituto de Estudios Peruanos realizada del 15 al 18 de febrero y publicada el domingo reveló que tres son los temas que los peruanos consideran que el próximo Congreso debería resolver: la lucha contra la delincuencia (59%), educación para los colegios (54%) y violencia contra la mujer (51%). Manuel Merino, candidato a presidir la Mesa Directiva, señaló que hay un deseo de las cuatro bancadas en poder aprobar el retorno a la bicameralidad. Mientras la población cree que los congresistas pueden legislar para que la seguridad ciudadana mejore o la educación en los colegios deje de ser precaria o la violencia contra la mujer siga cobrando víctimas los representantes del “nuevo Parlamento” estarán empeñados en el retorno a la Cámara de Senadores y ver cómo la justicia llega por igual a todos. Un divorcio absoluto entre la necesidad de la gente y las prioridades de los legisladores. Así los congresistas van a comenzar su corto período legislativo alejados de los pobladores. Sin contar los escándalos que provocarán y los que la prensa irá descubriendo.
Acción Popular, no por gusto el grupo más antiguo que se ha convertido en la primera minoría del Congreso, se ha alzado con la Presidencia del Congreso. Y ha colocado en ese puesto a un excongresista que -tal como lo hizo el fujimorismo hace poquito- que representa a la clase de políticos que todos queremos reemplazar. Ha sido producto de una negociación de la que han excluido torpemente al Partido Morado únicamente porque PODEMOS tiene dos votos más que da la posibilidad de repartir con menos grupos la torta que cortarán en todas las comisiones. Y, para demostrar que nada ha cambiado, los defensores de ese pacto al que llaman gobernabilidad han salido a decir que no se logró la inclusión de los liderados por Julio Guzmán porque no se pueden poner de acuerdo y existen pugnas internas. ¿Acaso en PODEMOS el grupo de Luna con el de Urresti han limado sus asperezas? Salir a decir eso es continuar con ese desprecio generalizado de la clase política a la inteligencia de los peruanos. Acción Popular, APP, Somos Perú y Podemos Perú han llegado a un acuerdo para repartirse -como siempre se ha hecho- las comisiones y en esa repartición han contentado a Urresti con la Presidencia de la Comisión de Defensa. Y así se han repartido ya todas las comisiones.
Este Congreso será peor que el anterior, estará alejado del pueblo, las caras serán de personajes antiguos y nuevos que no permitirá iniciar reformas que el Perú necesita. Ya lo verán