Por: Gerald  Rodríguez. N

Allen Ginsberg escribió: “He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, histéricos, famélicos, muertos de hambre arrastrándose por las calles…”, y esto me sigue recordando mis adolescencia: grunge, Nirvana, Sartre, Camus, Kundera, Fujimori, cómicos ambulantes, Perú, Iquitos, universidad, otra vez Perú, generación “X”, punk, etc. ¿realmente estuve condenado a existir bajo esta red de cultura que me hizo ahora el que escribe esto? Nada fue un aullido, mi generación es ahora maldecida por el olvido, por la cultura del calateo y la bobada, mi generación perdida es ahora silenciosa y obsoleta, mogrentada y conformista. Mi generación aceptando siempre su condena a seguir existiendo de cualquier manera que le haga olvidar su existencia. 

Y aunque las generaciones son responsables absolutamente libres de elegir lo que representan en su momento, la cultura chacotera, la cultura combi, esta cultura televisaba sensacionalista, también es la única responsable de alimentar la cultura del raje y el chisme, de no educara sino mal formar a las generaciones que se preparan para algo mejor de lo que se vive. Prendo la tv, y la basura salpica los ojos que nos deja ciegos, a mí, que gusto de poca tv, donde los problemas ajenos es el espectáculo de la tarde, donde el televidente es el juez, verdugo, critico, ángel, dios, y que siga el espectáculo, terminando tarde con una resaca de moral.  La generación Millenian pierde su esencia civilizada, la televisión muestra su carencia civilizante, y, mientras existen conflictos en el país, mientras seguimos mal desde el Congreso hasta la casa, con una educación pésima, un servicio de salud deplorable, la calle sigue dura, y un mandatario sin visión nacional, sigamos juzgando al quien tenemos en la tv, al vecino, al compañero de trabajo, a quien me cae mal porque está saliendo adelante, sigamos rogando que tropiece el que le está haciendo linda, porque solo así soy feliz, generación peruana y criolla, sin cultura real, sin principio de empatía o hermandad, porque solo así soy feliz. La existencia del hombre peruano, que ocurre de manera espontánea (no se creó a sí mismo), está atada a la suma de las acciones y decisiones que a lo largo de su vida irán determinando su existencia, por lo cual se dice que el hombre peruano es responsable del sentido de su vida. Así, el hombre peruano, el criollo, pues, es libre de actuar y definirse constantemente, pues esto es inherente a su condición humana, pero está obligado a elegir permanentemente dentro de esta libertad. Pero ¿en qué momento se deforma, se extingue de su conciencia y termina maltratando su verdadera identidad humana, peruana culturalmente? ¿No termina muchas veces preguntándose si es que realmente está condenado a existir de esta manera?

En definitiva, hay que vivir como se piensa, eso diría el peruano, vivir como se piensa, y desde el complot de su mente, lo que piensa es lo que la tv le da, le mete, le somete, y en base  a eso funciona. Modifica su conducta a partir de su visión televisiva pobre y  paupérrima, deplorable y vacía. Esta es la categoría de nuestra cultura peruana, el hecho de haber usado esa categoría y haberla usado de forma tan personal y decisiva, es éticamente el punto definitivo de nuestra identidad actual.