¿Coleguitas?

ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel

No es que uno se crea la última chupada del mango, na que ver, ni la última coca cola en el desierto, para nada, y, chápense ésta, peor la fresita de la torta. Pero ver la televisión local, lo que se llaman programas periodísticos, es una amenaza pública no solo a las buenas costumbres sino a la preservación de la mínima inteligencia. Y cuando se sintoniza cualquiera de los canales, sea en la mañana, tarde o noche, uno ingresa a un mundo de embrutecimiento irreversible.

Me resisto a creer que un arquitecto,  y su esposa también arquitecta, se lave las manos con aquello de “el canal no se responsabiliza por las opiniones vertidas y blablabla” y permita que un imbécil destroce nuestro idioma, banalice a niveles deplorables lo que tendría que ser una vocación por el buen hablar y mejor pensar. No creo que un hombre que pretende ser un ciudadano de bien,  junto con su esposa,  permita que sus hijos vean esos segundos de bodrio que tienen en sus pantallas. Me imagino que el paso por la Universidad –que algún conocimiento imparte- les ha dado, más aún en la profesión que tienen, un sentido de la estética y una formación humanística.

Luego de varios días de observar todos los programas noticiosos de la televisión loretana he llegado a la conclusión que varios mequetrefes de la pantalla critican el proyecto de alcantarillado de Iquitos no porque tenga deficiencias técnicas ni porque los chinos incumplan el expediente técnico sino porque temen irse por sus tubos pues saben que el estiércol de la ciudad se transformará en sus plantas. Y son el estiércol y se irán por sus cañerías. Temen, con fundadas razones, que cuales Gregorio Samsa de una novela que aún está por escribirse de la noche a la mañana amanezcan convertidos en gusanos alimentados con sus propias miasmas.

En el horario de las 10 de la noche –donde se ubica el programa que concesionamos en Canal 21- “Pato” Paniagua se mueve como pez en el agua porque sabe lo que habla y pregunta lo que le da la gana. No digo que en los demás canales suceda lo contrario sino que la diferencia es notoria. En canal 21, si el o los propietarios quieren a esta ciudad y sus ciudadanos deberían dejar en concesión solo este programa y el de las 9 de la noche. Los demás podrían serles más útiles fabricando ladrillos porque son unos verdaderos ladrillos de la televisión. En el canal del presidente de la región se tendría que licenciar a tanto licencioso que por quítame esta paja ya se computa periodista. Hemerith y uno más y punto se quedarían. Con esto Iván haría de esta ciudad un mejor lugar para vivir. El amigo y joven Carlos Cornejo tendría que impedir que el canal que tanto empeño pone en modernizar no sea una relación de concesionarios, uno peor que otro. Baste ver el noticiero matutino en ese mismo canal que producen los arequipeños para comprobar por qué los characatos se creen lo que se creen.

Nuestra pantalla es una lista interminable de programas cuyos, horror, conductores se sientan frente a la cámara a hablar de lo que no saben y a pontificar de lo que desconocen. Hecha para que prevalezca la imagen y la conversación entretenida la caja boba loretana tiene mercachifles de lo ordinario. En este ambiente parece que reaparezco la noche de hoy en la televisión local para reemplazar a Darwin Paniagua, tarea difícil porque he comprobado que es el mejor en ese horario –disculpen la modestia colectiva, coleguitas- y uno piensa que ya no está para esos avatares. Pero, como dice la canción, muchas veces uno no hace lo que quiere sino lo que puede. Digo parece que porque, confieso, deprime ver en esta tarea de conducir un programa de teve a tanto ordinario.

2 COMENTARIOS

  1. Si eso sucede en la televisión, mi querido Jaime, supongo en las emisoras radiales será peor, porque eso fue siempre el común denominador en Iquitos, cualquier hijo de vecino, ha estado conduciendo programas dice noticiosos, cuando al final parecen programas de «lavanderas», puros chismes y llenando espacio, con los boletines de las Instituciones Estatales, que lo leen al pie de la letra, nunca lo usan como referencia o como datos, para redactar una información, y todavía lo leen mal, porque por ahi deberían partir, primero aprender a leer y a escribir, no te parece?. Por eso siempre dije, por «higiene auditiva» no escuchar programas radiales y por «higiene visual», no mirar esos programas de marras.Cuando yo era redactor en el diario «La Región», recuerdo como escuchaba a los conductores de programas radiales, leer al pie de la letra las notas redactadas y no eran capaces de decir que están leyendo el periódico, algunos hasta decían como introducción, que a raíz de tal o cual problema de XX persona o autoridad, hemos entrevistado a fulano de tal, quien dijo tal cosa, y leían la entrevista que había hecho, muy cínicamente, no eran honestos de mancionar la fuente, como salían muy temprano, lo anunciaban como ..Primicia que ellos lo habían conseguido, pensé la verdad que eso había mejorado en Iquitos, porque hace 11 años que vivo en USA y por lo menos hay una Universidad donde enseñan periodismo.

  2. Es cierto, Jaime, que se retire de los medios de comunicación a tanto ordinario que funge de periodista.

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