Por las declaraciones del Presidente Humala sobre la concentración de los medios de comunicación, el grupo editorial aludido, sus políticos (inclúyase a García Pérez), sus abogados hasta representantes del fujimorismo han señalado que es un atentado a la libertad de expresión (o de empresa, eso no está muy claro). Han ido a la yugular del mandatario. Curiosamente Vargas Llosa señaló días antes que esta concentración de medios de comunicación no es la más adecuada y no pasó nada, es más los diarios de la empresa que presumiblemente concentra estos medios casi ignoraron las declaraciones del escritor de “La guerra del fin del mundo”. Pareciera ser que todo lo que diga Humala [que a veces es muy torpe y con poca habilidad social hay que reconocerlo, más muñeca tiene su mujer] se sataniza. El diablo está en campaña (en esta cohorte variopinta se une hasta el hijo del Nobel de Literatura). Pero esto muestra la fragilidad institucional de un país como Perú cuya calidad democrática es muy incipiente [España también tiene una democracia de baja calidad pero por otras razones como una institucionalidad cómplice con el mal gobierno]. Basadre decía que Perú era un país con síntomas epilépticos, de quietudes y algazaras y esto es una muestra de ello. Lo que señaló el mandatario peruano no era para crucificarlo, era y es una opinión. Lo que si seria grave es que hubiera indicadores que mellaran la libertad de expresión (y libertad de empresa que en este caso están de la mano) como puede ser la censura a los medios de comunicación, amenazas de parte de agentes del Estado contra periodistas, trabas para informar, uso de información privilegiada de ciertos medios en desmedro de otros en fin. Mil situaciones que encenderían las alarmas pero de lo que sucede en territorio perulero nada de eso ocurre. Si somos tan aprehensivos con la libertad de expresión sería conveniente que los medios de comunicación ante una noticia como la de concentración de medios se insertara en la noticia publicada una declaración o cláusula de imparcialidad señalando que la noticia pudiera involucrar a tal o cual medio como en este caso al grupo X (los únicos que han puesto el grito al cielo han sido la empresas y periodistas del grupo vinculado a El Comercio). Esta cláusula de imparcialidad nos daría mayores elementos de juicio a los lectores /lectoras al momento de valorar la noticia. Siendo más quisquillosos en estas medidas de transparencia de cara a los lectores que los diarios y otros medios de comunicación hicieran una declaración periódica de la publicidad estatal (gobierno central, gobierno regional o gobierno local) que reciben. Eso ayudaría y mucho a la libertad de expresión, y como ciudadanía informada sabremos por donde van los tiros.