La floresta es un gran espacio de paradojas y contradicciones. Recuerdo que la televisión por cable llegó primero a Isla Grande que a todo el país, los insulares se ufanaban ante el descomunal provincianismo limeño, las paradojas y contradicciones son parte de esa identidad regional. Hace poco leía la noticia en uno de los diarios de la manigua que me dejó por unos segundos en blanco ¿eso puede ocurrir me preguntaba con asombro?, la gacetilla periodística reseñaba que una maestra fue premiada por incentivar la lectura a sus alumnos, sí, aunque parezca increíble, esta tenaz profesora luchando contra la adversidad y morosidad de propios y extraños, y en el lugar de Perú donde los índices de comprensión lectora es una de los más bajos porcentualmente, esta sensible profesora se puso manos a la obra y comenzó a promover el amor a los libros a los alumnos con un plan muy ingenioso. Imagino que tuvo que luchar contra los molinos de viento del pesimismo, de la incomprensión, de la desazón y, cómo no, de la envidia. Su obra de impacto social es un aporte valioso para sus alumnos, para Isla Grande, la región, para el país. El nombre de esta maestra con letras grandes es Melissa Mendieta, no la conozco personalmente, pero su acción de gran civismo es digna de resaltar y, por qué no, es de una ejemplaridad pública encomiable para la palestra del marjal. Ojalá cundiera la imitación ante la dejadez de autoridades y de los colegas. Con acciones de gran desprendimiento como la de Melissa uno puede creer que algo puede cambiar en el patio de los marasmos y de la mezquindad. De acuerdo a la crónica, ella misma escribió un libro de cuentos, lo editó, publicó y repartió gratuitamente entre los colegios con el afán de promover la lectura. No salía de mi asombro por una empresa cultural de tal cometido. Eso es pensar en una ciudad más grande como los estoicos. Es de una generosidad y gran legado para sus alumnos. Desde este rincón todo nuestro apoyo y aliento para Melissa, ojalá el ejemplo se multiplique.
