Cerbatanas – Julio 15

Tacna y Arica

– Una historia que empieza a cambiar

El fin de semana que se jugaba el partido entre Brasil y Chile en el mundial Sudáfrica tuve la oportunidad de estar en la provincia de Arica en la tierra del Mapocho y, luego de ver la mayoría de sus instalaciones, es un orgullo decir que Tacna ha superado con creces el desarrollo que hace varias décadas tenía por encima esta provincia que fuera arrancada del Perú en la guerra por el Guano y el salitre de 1879.

Había estado en varias oportunidades en Tacna, “la heroica” como la llaman por su amor al Perú sobre todo de sus mujeres de antaño, y en ese entonces uno podía caer en la lástima que uno sentía al ver una ciudad con poco futuro hasta los 90. No había suficiente agua, la zona Franca aún no se había creado y el canon minero no representaba grandes cifras. Hoy por el contrario, el canon minero es uno de los más elevados, la zona franca ha consolidado la rueda de un sinfín de negocios y la agricultura ha despegado por los grandes proyectos que se han implementado. A diferencia de Arica donde uno puede ver las casas raídas por el clima marítimo, los vehículos vetustos para este siglo y un comercio inerte, en Tacna todo es dinamismo, una ciudad rumbo a la modernidad con instalaciones superiores a las de Arica y con una población en aumento y centros comerciales que hacen ver que la rueda del comercio y el intercambio ha sido muy superior en esta zona.

Desde que uno sale de Tacna, las vías bien asfaltadas, el centro de migraciones y hasta las formas de los empleados hace ver que se trata de un cambio fenomenal. Antes, esta garita era inferior (era una covacha) a la que presentaba Chile en esta parte, con otra tecnología y obviamente con una mejor presencia de las formas de los carabineros del sur, ahora, sin embargo parece que la tortilla se ha volteado para bien. Desde este ejemplo de la infraestructura las cosas están mejor, aunque solo faltaría la vía de cuatro carriles y el puerto peruano al que tenemos derecho tras el tratado de Ancón para completar la superioridad en estos aspectos.

Incluso los mismos chilenos lo reconocen uno puede conversar con los comerciantes de artículos de menudencias, los taxistas y la gente de a pie y puede darse cuenta que las cosas han cambiado considerablemente. No es extraño ver que cientos de chilenos pasan la frontera cada fin de semana para realizar sus compras, hacerse atender en diversos centros médicos y de paso aglomerar los restaurantes pues es sabido que el Mapocho se rinde ante un picante a la tacneña o el mismo pollo a la brasa. Aunque los servicios son más elevados en Chile, sus mismos ciudadanos no lo justifican y cruzan la frontera con el ánimo que en la parte peruana sean tratados de mejor manera y claro, dejar sus “chivilines” que son muy bien manejados por los tacneños, porque no hay ni uno solo que no conozca las equivalencias del cambio del peso con el sol lo que dice bien del capote económico generalizado que se vive en esta parte del país.

Está demás decir que el canon minero ha mejorado las obras de infraestructura una infinidad (aunque podría ser mucho mayor), lo cierto es que el impulso migratorio desde Puno Cuzco y en menor grado Arequipa le ha dado un nuevo rostro a los tacneños y hasta una nueva manera de pensar sobre la relación histórica con los vecinos del sur que aún se puede observar en el lenguaje del tacneño tradicional. Aquí, siempre sale perdiendo el arequipeño, aunque sus listas de muertos  en el museo de sitio del Alto de la Alianza lo desmientan con un sin número de estudiantes arequipeños en ella, claro,  defendiendo el suelo en la infausta guerra del siglo XIX.

Una cosa singular y en lo que aún falta avanzar es el tipo de educación que aún mantiene la generación adulta de Chile en esta parte. Siempre cordiales sin un atisbo de intención de enfrentar verbalmente al peruano, con una explicación clara y hasta lógica del asunto histórico y viendo más como una oportunidad de vecindad que de otra cosa al peruano. Siempre hay exclamaciones de asombro ante la criollada peruana como los ambulantes abarrotando las calles de Arica y de paso asfixiando al menudo negociante chileno que se rinde ante las habilidades del peruano. Otra cosa son sus jóvenes por supuesto que, no podría ser de otra manera, empapados por la globalización y los movimientos musicales de ahora están en otra cosa  y hasta se diría, desde un punto de vista cultural, han retrocedido pues ellos mismos han ayudado a desmejorar su ciudad.

Claro el futbol por estos tiempos es algo que une y desune a la vez puesto que durante el partido entre Brasil y Chile hasta algunos peruanos se vistieron con la roja chilena y estuvieron hinchando por la estrella, sólo que terminado el encuentro y volviendo a la realidad, siempre nos preguntan si la selección peruana volverá a los mundiales y sólo nos queda suspirar mirando desde el morro de Arica como se va perdiendo ese tufillo de venganza entre nosotros.

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