Escribe: Jorge Martín Carrillo Rojas

Una madre y sus tres hijos pierden la vida en un incendio que solo tuvo un sobreviviente. La tragedia amerita una investigación fiscal. En tanto se espera el levantamiento de los cuerpos. A mi lado, un sujeto a quien busco poder reconocer de quién se trata, lanzaba cuál lenguas de fuego, calificativos denigrantes hacia los bomberos. Este sujeto asegura que por los de rojo, la tragedia llegó a cobrar cuatro víctimas.


La impotencia me embarga. Estoy a instantes de informar para el medio nacional para la que laboro. Minutos después caigo a cuenta que quien se expresaba así, es un sujeto que de ser humano no tiene nada.
Metros más allá, un espectador de esos que estorban y no contribuyen en nada en un incendio, no para de grabar y ofrecer sus imágenes: “tengo todo, desde que se inició”. El sujeto busca un beneficio económico, valiéndose de la desgracia ajena.


Un irresponsable motorista, acodera la embarcación fluvial en un grifo flotante con pasajeros a bordo. El surtidor y el motorista se vuelven cómplices de lo que en segundos va a ocurrir. El aparente uso de un celular irresponsablemente de un pasajero se suma a lo irresponsable que muchos solemos ser, generando una explosión en la embarcación, que deja como saldo seis personas heridas.


Una alerta en grupo de WhatsApp por parte de un colega, advierte un hecho inhumano. Una niña ha sido encontrada atada de pies y manos por un grupo de brigadistas de salud ambiental. La acción valerosa de este grupo de mujeres, permite un rápido accionar de la Fiscal Paola Hittscher, quien además minutos antes es advertida por un grupo de periodistas.
Este triste hecho, muestra lo insensible en que se convierten muchos vecinos, quienes pese a conocer situaciones denigrantes como el de la niña, callan y se convierten en cómplice de una sociedad que da la espalda a la triste realidad en que viven muchos menores.


Salvo honrosas excepciones, somos más quienes muchas veces nos volvemos insensibles, intolerables y animales ante hechos que deberían ser denunciados. Ya no respetamos las leyes y normas, porque simplemente queremos vivir en un mundo cada vez más primitivo. Es para no creer que en vez de ir hacia adelante, damos retroceso acelerando para convertirnos en primitivos viviendo en una sociedad, que cuesta decirlo, aún sea dura, tiene como seres racionales a los animales y a los seres humanos convertidos en animales indomables.


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