Por estos días he estado escuchando a personas que abordan desde diferentes perspectivas el legado de la ilustración. En verdad, me han remecido. Sí, de la tan zarandeada ilustración cuyas ideas se han dispersado a lo largo de la tierra y que ha servido retorcidamente a la causa imperial para justificar el avance del capitalismo en el mundo. Hay fuertes críticas contra ellas pero, lo que observo, es que tampoco se pueden alejar de su legado. Hay un fuerte e interesante movimiento que recoge el testigo de la ilustración a través de la fraternidad pero desgraciadamente ha sido el menos visitado. Aquí en esta parte de la península algunos se han aproximado a pensar y reflexionar sobre este aspecto de la fraternidad. Es decir, el reproche a la ilustración tiene muchas aristas interesantes y que es necesario repensarlas en el actual contexto de cambios de paradigma. Uno de ellos es lo que algunos han resaltado que es “la independencia civil”, no es banal y tiene mucho sentido. Muchos de los ilustrados abogaban por las elecciones censitarias, es decir, que solo los propietarios son los que podían votar. Tomo esa idea preliminar. No era baladí y hay que entenderla en su contexto. Argumentaban que para el voto la persona propietaria quien lo ejerce debería estar ajena a toda presión, que debería valerse por sí mismo y no debería ser influenciable. Tenía ese respaldo de la propiedad y podía votar en consecuencia. Era un voto independiente. Según la bibliografía consultada, lo que ha hecho el capitalismo es proletarizar el voto y en consecuencia el electorado es más influenciable al nuevo dios contemporáneo que se llama mercado ¿un obrero o una obrera que trabaja en una empresa transnacional votaría en contra de los mercados?, ¿recuerdan lo que pasó en Grecia y los poderes fácticos fueron en contra lo que dijeron las urnas? ¿Por qué en cada elección nos atemorizan de lo que van a decir o dicen los mercados?, ¿somos libres para votar?, ¿el capitalismo es compatible con la democracia? En ese sentido, sería muy necesario revisar los conceptos de la ilustración que con el tiempo han mutado, interesadamente, para mal.
