540b

Escribe: Percy Vílchez Vela

Una vez que ha pasado la euforia del inicio de clases de cada año, donde las autoridades se llenan la boca con discursos optimistas, promesas de mejora de la educación y otras hierbas,  surgen los viejos problemas del sector educación. En el calendario pueden pasar los años con su tumulto de hechos y declives,  pero en la cruenta y cruda realidad quedan los mismos inconvenientes de siempre. Como si las autoridades no existieran o no pudieran dar solución a las desgracias recurrentes. Uno de esos males eternos es la clamorosa ausencia de docentes en tantos lugares de esta vasta región verde.  

 

La mañana del martes 22 de marzo del presente año, ante las puertas de la Dirección Regional de Educación de Loreto,  se presentaron los señores Guillermo Benavidez, Juan Vílchez y Henry Vásquez. Ellos habían venido de muy lejos, desde la villa Trompeteros, cargando la ira de un reclamo contra las presentes autoridades. En  la Institución Educativa Primaria Secundaria 60904 César Augusto López Rojas todavía no han empezado las clases. Todavía los estudiantes de ambos sexos no pueden concurrir a las aulas por una razón muy sencilla: los docentes no se presentan a dar clases. No están en el lugar, brillan por su ausencia y no hay noticias de que puedan arribar en cualquier momento.

El hecho de la ausencia de maestros es una vieja lacra de la educación nuestra. Todos los años se repite la misma deficiencia en varias partes, inclusive en los lugares cercanos a las mismas ciudades. Cada año  muchos escolares de ambos sexos pierden el derecho a la educación y los reclamos de los padres de familia se acumulan como marchas de protesta contra las autoridades educativas que no atan ni desatan para solucionar esa lacra. No existe un plan o un programa tendiente a evitar la soledad de las aulas, a hacer que los profesores lleguen a su destino e inicien sus labores educativas.

Las clases escolares hace tiempo comenzaron con su bombo y su platillo y las deficiencias reiteradas, repetidas, cansantes,  no dejan de aparecer en este 2016. La ausencia de docentes en villa Trompeteros, un nombre emblemático entre nosotros debido a que en 1971 allí estalló el petróleo, es apenas una pequeña muestra de algo más grande y dramático. En el 2014 60 mil alumnos y alumnas perdieron el año en toda la región Loreto debido a que sus maestros no llegaron a tiempo. Ello demuestra lo pernicioso que es para la masa estudiantil la ausencia de los profesores.

Lo que más sorprende de esa desgracia es la inercia o la incapacidad de los órganos correspondientes que nada pueden hacer para solucionar la ausencia. La Ugel Loreto – Nauta, por ejemplo, debería solucionar el caso de villa Trompeteros. Debería interponer sus buenos oficios para completar el número de maestros que necesita esa jurisdicción lejana. Pero nada hizo hasta ahora para hacer que los profesores arriben a tiempo a sus aulas. Entonces los moradores citados al inicio de esta crónica tienen que venir a Iquitos a buscar la solución a ese grave inconveniente.    

No se sabe hasta ahora qué destino tuvo el sentido y justo reclamo de los visitantes mencionados. No sabemos qué medidas han tomado las autoridades para hacer que los maestros arriben a las aulas del centro educativo aludido. La experiencia nos dice que de una u otra manera harán que los docentes lleguen a villa Trompeteros, pero el problema de la ausencia de maestros seguirá en tantas partes de nuestra región. Y no nos cabe la menor duda que con el transcurso de los días, de los meses, arribarán otras personas con el mismo reclamo.

Es posible entonces que a fines de este año miles de estudiantes de ambos sexos pierdan el año escolar. Todo por la ausencia de docentes.  Así las cosas la educación regional continuará siendo una calamidad, pese a todos los esfuerzos hechos para mejorar ese sector. El año que viene sucederá lo mismo en tantos lugares y será lamentable que las autoridades no sepan solucionar ese viejo y lamentable inconveniente.  Es decir, el viejo manual de la incompetencia se repetirá hasta el cansancio.