ESCRIBE: Luis Pacaya
Ante los sucesos recientes que el Perú está sufriendo, ya se puede decir que el Perú, políticamente, está muerto.
A mis 24 años, en pleno uso de mis facultades, estoy viviendo, por primera vez, la ineptitud de un gobernante de la Nación. El Presidente Martín Vizcarra ha demostrado en su discurso del 28 de Julio que no calza en los zapatos para gobernar todo el Perú. Parece que ya se dio cuenta que la gobernanza va mucho más allá de buscar pleitos políticos con el Legislativo, que por ser un poder del Estado Peruano no está en la facultad y posibilidad de acatar todo lo que el Ejecutivo (Presidente) quiera ejercer y realizar. Más aún, usar populismo para atacar y hacer propaganda de shows en su supuesta guerra por el poder con el Legislativo a sabiendas que hay muchas cosas más por resolver. Claro ejemplo el alto índice de desempleo en el Perú, el problema de Tía María, el derrame de petróleo que hace poco ha sucedido en Loreto (a pesar que los medios den a conocer que ya se solucionó, la verdad es algo que ya viene aquejando el día a día en esta parte del territorio peruano), entre otros.
A cuentas, más aún llama la atención la reforma política planteada, de llamar a elecciones generales el próximo año por la supuesta crisis institucional que el Perú está viviendo. Ante ello me pregunto ¿Cuánto será la magnitud de la situación de incertidumbre e inestabilidad generada por sus palabras? Más que unión (lo que pretende buscar y lo que siempre ha repetido en numerosas ocasiones por los medios) ha generado más conflicto político. Esto conlleva a preguntarse si el actual presidente de la República del Perú está consciente que el Perú vive en un Estado de Derecho.
A fin de cuentas, si siente que no está en la posibilidad de seguir gobernando el Perú que dé un paso al costado y que su sucesora, la congresista Mercedez Aráoz, tome la batuta del caso, caso contrario lo hará el actual presidente del Congreso de la República del Perú, el congresista Pedro Olaechea, quien convocará de inmediato a elecciones al ver que el impedimento es permanente por parte de los anteriores presidentes.