Asimetría de la información
España es un país o Reino que se escora muy rápido de cara al diálogo. Se polariza rápidamente, estás conmigo o contra mí. El historiador peruano Alberto Flores Galindo señalaba que la polaridad es una debilidad en un país donde justamente el diálogo es lo que falta, él reflexionaba sobre Perú pero se puede extender a otras latitudes. Pero en este peculiar Reino pasa casi en todo. No hay término medio, olvidaron a Aristóteles hace mucho tiempo y eso que tiene precedentes filosóficos como Séneca. Estamos ante un Estado opaco, sí muy opaco, pero no sólo el Estado los medios de comunicación también están bajo esta misma esfera de poca transferencia. Les cuesta un montón mantener el equilibrio, amén de la actitud visceral y levantisca de sus habitantes. Cuando se discute se grita cada vez más, bueno, para mi sordera me viene de perlas. Lo digo esto de cara lo acontecido hace poco en Cataluña. Los diarios que van de progres [de una carencia cojonuda de un marco histórico] no podían esconder sus filias hacia este proceso separatista/ independentista, quien no lo es se le mira como un apestado social, muestra el totalitarismo de la idea [el escritor Javier Cercas ha rebatido con acierto esas falsos extremos]. Fotos y más fotos de esa marcha, cuando miro a esos manifestantes que se reclaman excluidos de España esbozas una sonrisa de incredulidad, si así son excluidos que dirán los integrantes de pueblos indígenas del mundo frente a sus Estados y la sociedad nacional. El mundo independista es de broma, amén de sus áulicos que están en todas partes. Hay una anécdota muy curiosa, en plena guerra civil siria y con muchos desplazados de por medio el diario El País, con manifiesta manipulación, muestra una foto de unos desplazados con la camiseta del Barcelona ¿? Ni les cuento los diarios nacionalistas catalanes, hay que taparse la nariz por las sandeces que expelen. Pero con igual torpeza y miopía se presentan los medios de la derecha (encarnan al nacionalismo centralista o españolista), estos son tan burdos como los de El País, un diario que cada día se desploma en credibilidad. Los argumentos de ambos nacionalismos son con el ánimo de zaherir pero no de pensar, de buscar consensos. El debate ponderado, sereno este casi es inexistente. No se oye. Hay una expresión francesa que señala el albergue español para indicar el galimatías de este país, de neblinas, de nada claro. En peruano sería un coloquialmente un chongo. Así se vive en este país donde se escuchan gritos y pocas palabras razonadas.
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