Jorge Carrillo Rojas, corresponsal de ATV, hoy en RPP

Opiniones encontradas y coincidentes

Warren Gonzáles Martínez, Jorge Carrillo Rojas, Walter Alva Montero, Gerald Rodríguez Noriega, Alberto Chirif, Juan Carlos Martín Rodríguez. Todos cuentan cómo vivieron y supervivieron ese octubre sangriento y violento.

¿Qué estaba haciendo usted el 24 de octubre de 1998 cuando Iquitos ardió en llamas? Ese día sábado fue sangriento, violento, mortal. Corrió sangre por las calles de Iquitos. El fuego destruyó edificios importantes de las instituciones públicas, murieron cinco ciudadanos atropellados por unidades policiales.

Han transcurrido 20 años desde ese día, dos décadas han pasado de aquella mañana, tarde y noche que fue inolvidable para todos. Tanto para los que provocaron el caos como para los que motivaron todo ese despelote.

Será muy difícil que se conozca con certeza lo que realmente sucedió. Pero sí se puede narrar hechos aislados. Pro & Contra ha querido recibir la versión de quienes de alguna forma han vivido esos hechos desde diversas trincheras.

Gerald Rodríguez, escritor, novelista, poeta, que hace dos décadas era muy niño pero recuerda cómo se vivió esos días de revuelta, de desesperación y de incontrolable protesta.

“Fue un día terrible, vivía en la calle Próspero en la casa de una tía y esa zona era afectada por la aparición de grupos, fue un octubre sangriento, rojo, el inicio de la caída del fujimorismo”.

“Hoy hay mucha calma y la gente protesta en las urnas, ya no protesta en la calle, protestamos de una manera diferente, más pacífica.

Alberto Chirif, antropólogo, quien ha sido uno de los pocos que investigó los hechos en los años siguientes, recuerda claramente cómo estaba Iquitos y cuál era el ambiente que se vivía en las calles, plazas, barrios.

 “Fue un error del gobierno de Fujimori ante la protesta de la gente por la firma del Acuerdo de Paz con Ecuador, que ponía fin a un enfrentamiento, ese Acuerdo fue positivo pero el gobierno no explicó adecuadamente y creyó que montando un grupo paralelo podía enfrentar la protesta y fue todo lo contrario, pues exacerbó los ánimos y después del atropello de varias personas con muerte inclusive todo se descontroló y se volvió un acto delincuencial”.

“Qué cosa ha cambiado, bueno el mitin último de la Plaza 28 totalmente pobre, ya te dice qué ha cambiado, la gente no le interesa seguir a dirigentes desgastados.”

Augusto Vargas, abogado, exparlamentario y aprista desde sus años juveniles, vivió esa fecha con toda la rebeldía del mundo. “Fueron momentos de lucha popular, asustaba, de explosión de la gente en las calles, en Loreto tenía un contenido patriótico y de lucha contra una dictadura corrupta, además, he sido el único abogado que defendía a quienes las fuerzas del orden querían detener, luego vino Gino Costa entonces de la Defensoría del Pueblo, asustaba pero no se tenía que retroceder”.

“No ha cambiado casi nada, los peruanos seguimos creyendo en la demagogia y populismo, queremos seguir destruyendo el sistema político, esos largos años contra Fujimori han desaparecido y quieren construir un nuevo Fujimori que se llama Martín Vizcarra.

Jorge Carrillo Rojas, periodista, ese tiempo trabajaba en el Consejo Transitorio de Administración Regional de Loreto, se desempeñaba como corresponsal de ATV Noticias y productor del programa televisivo Pro & Contra.

 “Fue un sábado imposible de olvidar. Nadie imaginaba lo que iba a ocurrir y la magnitud de los hechos de violencia y de malestar de la población por el Acuerdo de Paz. La Plaza 28 era un polvorín y el hotel principal ardía incontrolablemente y se decía que Tomás Gonzáles estaba allí pero nunca se comprobó eso, lo que sí se conoce es la presencia en el hotel del general Villanueva”.

“No creo que haya servido de algo tanto incendio, hoy consumimos productos ecuatorianos cuando se decía que “ni un ladrillo ecuatoriano en Iquitos. No hemos sabido aprovechar el Acuerdo de Paz, la clase dirigencial sigue siendo la misma, el kilómetro cuadrado de Tiwinza está ahí”.

Juan Carlos Martín Rodríguez, ese 1998 trabajaba como reportero de Radio Iquitos y se encargaba de difundir las noticias diarias, hoy hace lo mismo a través de Radio Loreto, solo que se encuentra como director del noticiero.

 “Espero que un episodio igual no vuelva a repetirse , con familias viendo que sus integrantes mueren, yo trabajaba en Radio Iquitos y transmitíamos la protesta de la gente que se molestó porque Tomás Gonzáles convocó a una manifestación para agradecer el Acuerdo de Paz”.

“Vivimos una crisis política, y cada cierto tiempo aparecen los mismos de siempre diciendo que todo va cambiar pero ellos no cambian su forma de ser y de dirigir los gremios, el Poder Judicial, el Ministerio Público, los políticos se han detenido en el tiempo.”

Walter Alva Montero, activista que se paseaba por las calles quemando llantas y también lo hacía por los programas radiales despotricando de la clase gobernante de esa época y que hoy se dedica a la crianza de animales.

 “Fue un gran sacrificio del pueblo de Loreto, con cinco muertos y me siento orgulloso de haber conseguido siquiera sus casa para los familiares”.

“Solo hemos cambiado de ladrón, luché para tener una democracia y vivimos una seudodemocracia, el único líder que debe ser reconocido por la historia es Antonio D’Onadío”.

Warren González Martínez, abogado conocedor de la historia política de Loreto y experimentado defensor de la libertad de expresión, tiene uno de los estudios jurídicos más antiguos de la capital loretana. “Ese octubre fue de movilización descontrolada porque el gobierno de Alberto Fujimori quería imponer un acuerdo con Ecuador de manera inconsulta. Pero ese día fue la explosión de toda la ira contenida contra el centralismo, contra el gobierno de turno de esa época que dirigía Alberto Fujimori”

“No ha cambiado nada en estos veinte años, porque seguimos con los vicios de siempre y las autoridades no han sabido interpretar la rabia popular y solo se ha trasladado de lugar y se ha cambiado los protagonistas, es una pena que no haya servido de algo toda esa tragedia”.

Han pasado 20 años desde esa fecha. Los protagonistas -directos e indirectos- recuerdan los hechos tal como lo vivieron. Éste ha querido ser un testimonio de primera mano de los que en ese 1998 -algunos siguen vigentes hasta hoy- cumplían un rol en la sociedad.