ESCRIBE:Percy Vilchez

La cartografía del delito, la tecnología del asalto, no se duerme ni se detiene en Iquitos. De vez en cuando suele incrementar su ámbito de influencia y de rapiña, ampliando el número de oficios y de personajes. Nadie entonces está libre de caer en las celadas de los que viven al margen de la ley. Nadie podía sospechar que el número de víctimas de los forajidos iba a incluir a algún miembro del rubro de artistas, de cantantes conocidos por sus actividades frecuentes en el mundo del espectáculo, los cuales siempre estuvieron lejos de los intereses de los avezados malhechores. Pero hace poco todo cambió, y uno de los cantantes del medio estuvo inmerso en un asalto a plena luz del día. 

El hecho digno de la crónica roja farandulera ocurrió la mañana del 6 de febrero del presente año, cuando el cantante criollo y de melodías regionales, Martín Capillo, transitaba en su motocicleta por la esquina de las calles San Antonio y Amazonas, frente al colegio Maynas. El referido había partido de un grifo donde labora cargando la suma de 12 mil soles que iba a depositar en uno de los bancos de la ciudad oriental. Entonces, en una moto Yamaha de color negro, aparecieron dos delincuentes que procedieron a dispararle, ordenándolo que les entregara el dinero. En el vértigo del instante, en el alucinante momento, el artista reaccionó por instinto y se enfrentó a los asaltantes y logró salvar la vida y el dinero. Estos, al verse neutralizados, optaron por la inmediata fuga. 

El cantante Martín Capillo se salvo gracias a que las balas no impactaron en alguna parte de su cuerpo, sino en su vehículo. Ello le permitió salir airoso del asalto y salvar el dinero que se había convertido en el botín codiciado por los asaltantes. La víctima después no pudo explicarse cómo los forajidos sabían que él llevaba esa cantidad de dinero y cómo conocieron la ruta que iba a recorrer. Lo cierto es que se vio envuelto por primera vez en su vida en un asalto que pudo ser peor. Gracias al cielo, Martín Capillo se salvó para pedir a la Policía la captura de los asaltantes y una mayor vigilancia de las calles de la ciudad que a diario son tomadas por diferentes delincuentes. 

El asalto al artista ha conmocionado al gremio y ha desatado el miedo entre los cultores de diferentes ritmos musicales que laboran en Iquitos. Nadie olvida que en otras partes del país y del extranjero se est volviendo normal el asalto durante las presentaciones de artistas o el atraco a los microbuses donde viajan los cantantes para cumplir con sus compromisos adquiridos. El frustrado asalto a Capillo es como el inicio de una nueva modalidad de los forajidos que ahora podrían incluir en sus agendas a los diferentes artistas que viven y trabajan en la ciudad desprotegida. Las vidas de cada uno de esos cantantes quedan desde ese momento expuestas a las decisiones de los tantos asaltantes. 

Un desquiciado jefe policial, que paraba en el gimnasio haciéndose tomar fotos dignas del mundo de la farándula, decía muy suelto de huesos y de lengua que iba a acabar muy pronto con la delincuencia. El tiempo viene pasando y el torcido y avezado gremio aumenta en su capacidad operativa. Cada vez hay más atracos y robos en Iquitos. No exageramos si escribimos que todos y todas estamos expuestos diariamente a los desmanes de los ladrones y hampones. El reciente asalto a Capillo puede ser una alerta. El gremio de músicos y cantantes tienen que poner las barbas en remojo y andar con cuidado, porque pueden convertirse en la próxima victima.