Por: Gerald Rodríguez. N
En esta hermosa ciudad de Iquitos, con su pasado cultural nada próspero y con un futro incierto en lo que respecta a su cultura, los pocos artistas que manifiesta su arte en la literatura , pintura, cine, y otros apartados artísticos, vieron muchas veces su trabajo fuera de la ciudad y que lucharon por extenderse ante los citadinos iquiteños, pero traspasaron una frontera para que los ojos del mundo nos dejaran de ver pura selva y ver el talento artístico que se fomenta y se nutre de la realidad amazónica, con hijos oriundos de esta tierra. Con esta finalidad un noble proyecto de acerar a aquellas imágenes de los artistas a la ciudadanía, pegando sus rostros y explicación de su quehacer artístico en varios muros de la ciudad, solo quería mostrar a esos mortales que dicen y hacen cosas con talento, reflejando nuestra realidad amazónica. Pero como estos tiempos ha sido copado por la televisión el escándalo, el calateo y la escaza de talento, estos señores son los denominados “artistas” por tener un pequeño espacio en la televisión farandulera, llamándoles “artistas”, ya sea por cantar en televisión con sus voces desatinadas y letras sin fondo o simplemente por haber participado en una bronca con un famosito del escándalo televisivo. Lastimosamente, aquellos seres que con mala leche destruyeron los murales de los verdaderos artista que enriquecen la cultura amazónica, demuestran que para ellos los artistas son los famositos de la televisión y el escándalo, que a ellos si conocen porque lo ven a diario y, que por supuestos, esperaban tenerlos en esos murales, ante que a mortales desconocidos figuretis, como lo manifiestan en las redes sociales.
León Tolstoi una vez escribió: “Para la producción del más sencillo baile, ópera, opereta, cuadro, concierto o novela, millares de hombres se ven obligados a entregarse a un trabajo que muy a menudo resulta humillante y penoso. Menos mal si los artistas cumplieran por si mismos la suma de trabajo que requieren sus obras; pero no ocurre así, porque necesitan el auxilio de numerosos obreros.” Quien no sea consciente de esto está en riesgo de perder el contacto con la realidad compartida y perecer ante una enfermedad psíquica. El arte en sí es el espejo de la realidad vista con los ojos del artista, y sus ojos son sus vivencias, sus experiencias, que marcan su mirada y lo llevan a enfatizar cosas que, tal vez, si nosotros hubiéramos estado en el momento de la creación no hubiéramos percibido. Incluso podemos citar hablando del tema a Francois Mauriac, quien dijo que “El artista es mentiroso, pero el arte es verdad”
Estas “mentiras” de las que hablan ponen en evidencia la claridad con la que los artistas manipulan la realidad y su visión de ella, de manera consciente, llevando una carga ideológica, intereses, intenciones y puntos de vista.
Por lo tanto el trabajo de estos señores artistas se manifiesta en estos conceptos, artistas que aportan a la cultura amazónica, que no se ve por televisión y de los que poco se conoce. Los actos de destrucción de los murales son actos que reflejan un grado muy inferior de lo que se sabe de arte y de lo que hace un artista en la sociedad, cuál es su finalidad, cuál es su misión en la cultura. La educación ha perdido en los actos de estos señores desadaptados, que por consiguiente, seguirán esperando un rostro farandulero en los muros, para responder a su verdadero concepto que tienen sobre el arte y la cultura.