INVESTIGACIÓN INMEDIATA

El hermano Paul fue al restaurante ubicado en la calle Putumayo, como cada lunes en la noche. Pidió sus alimentos y cogió  un periódico para llenar el  crucigrama. Aquella noche, sus amigos a quien los atendía con una sonrisa,  vieron que escribía en un cuaderno más hojas de lo habitual. Al terminar, decidió irse y buscó un motocarro aproximadamente a  las diez de la noche, a esa hora también  empezaba la garúa.

Al día siguiente se enteraron  de su muerte (ayer). No se explican y tampoco creen que haya tomado una decisión en contra de su propia vida. Lo vieron tranquilo, con proyectos en mente. Todavía tenía las prendas de la noche anterior.  Dos versiones se escucharon en “La Salle”. Que vieron el fuego a las once de la noche, pero el cadáver aún ardía hasta las ocho de la mañana. “Si hubiera sido desde la noche, se hubiera quemado todo el local”, apuntaron. También llamó la atención que los residentes no hubieran escuchado algún ruido o realizar alguna acción de haber visto el fuego. “Sus dos perritos no se alejaban de él”, apuntaron.

En las diligencias policiales constataron un galón y pastillas, también encontraron dos cartas, a puño y en digital. Aparentemente cerró la cuenta en Facebook, y destrozó su equipo celular. También hallaron una linterna.

El sábado pasado en la tarde uno de los ex estudiantes  acudió a visitarlo y después de jugar conversó unos minutos. Le pidió  que suba  al árbol de aguaje para la cosecha. También le habló sobre proyectos e ideas. Algunas veces era visto paseando solo.  “¿Qué podría ocurrir para tomar una decisión así?”. Quienes lamentaron su fallecimiento coincidieron en las convicciones y decisiones que tenía. Reclaman por una investigación exhaustiva.

Paul Michael John Thomas Mc Auley nació en Portsmouth, Inglaterra, hace 72 años y hace 24 años llegó a Perú y hasta hace nueve años estuvo en los medios locales  y nacionales como defensor de los derechos indígenas  y el medio ambiente. “Luchó contra la tala ilegal en Mazán”.

En julio del   2010  intentaron expulsarlo por “realizar actos contra el orden público interior”. El Ministerio del Interior le notificó en julio que tenía cancelada su residencia, por ello debía abandonar su país en un plazo de siete días. 

En aquel entonces, el religioso inglés aseguró  que se dedicaba a vigilar el uso de los recursos naturales y sobre todo los derechos de las comunidades indígenas de la selva peruana. Entre sus actividades, presentó recursos ante el Tribunal Constitucional contra las concesiones forestales y denuncias por contaminación petrolera contra empresas como la argentina Pluspetrol.

La decisión del Gobierno había sido rechazada por instituciones sociales como la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos y la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana, mientras que en la ciudad de Iquitos cientos de personas salieron durante la semana pasada a las calles en apoyo de McAuley