Regresan los cambios al gobierno. El momento de experimentar alternativas airosas para enrumbar el desarrollo nacional, está presente. Tras la salida inesperada de la Presidencia del Consejo de Ministros, del parlamentario César Villanueva —cuya renuncia fue aceptada el viernes pasado por el presidente—, asume el cargo Salvador Del Solar.

Ahora, los ciudadanos y los <<expertos>> pueden otorgarse la facultad de cuestionar y, hasta elevar críticas sobre si Del Solar cuenta con todas las características que el puesto le demanda —al menos, las importantes—, o si, más bien, al señor Vizcarra se le hubiese sido más efectivo designar en el cargo a un político con mayor recorrido.

Ante esa premisa, el nuevo premier es, más que una garantía, una postura intrépida del Gobierno.

Asimismo, con su nuevo rol político, el artista que provoca aplausos en la pantalla ahora provoca o, mejor dicho, desentierra esa cresta de prejuicios de: que los actores son frívolos, creídos, poseros, metrosexuales y, por lo tanto, descalificados para cargos políticos. Entonces, el premier Del Solar ante esa reacción de muchos, sería una persona, descalificada y discriminada por razones ajenas a su función política.

Por otro lado, se puede presentir que Del Solar se encargará de reforzar el impulso anticorrupción del gobierno y que, en base a su experiencia previa en la gestión “Kuczynski”, quizá pueda articular mejoras en la ejecución de las políticas públicas.

El primer ministro Del Solar, además de ser carismático y buen comunicador, tiene una visión de país de la cual es difícil discrepar. Ahora tiene que demostrar que puede convertir las palabras e ideas bonitas y grandilocuentes en hechos concretos.

Sea como fuere, esperemos que el ministro Del Solar nos plantee pronto cuáles serán las líneas que guiarán su gestión en los próximos meses y nos transmita claramente a los ciudadanos acerca de su visión para este año.