El vocablo Tipishca expresa más que ninguna otra de la faz de la tierra la frágil y cambiante geografía amazónica. Es sonora, arrastra la sh de gran connotación para los oídos de los bosquesinos. Te remonta al monte, al agua de la floresta y su sonido. Los (y las) que vivimos, y no vivimos, en la maraña reproducimos la caída del agua con un gusto muy especial por la onomatopeya, shoooo. Como shambo, que impregna resonancia en cada una de esas letras y a la vez es profunda y corta. Igual connotación de placer sonoro tiene en castellano la palabra albufera, denota encanto, letras que suben y bajan como por un tobogán. Pero hay otras palabras amazónicas como shungo, pindayo, quiruma, ashishito, pullitero o pullitera entre otras, del gran repertoriode vocablos con la huella indeleble del trópico húmedo. Mi hermana en su viaje reciente a Madrid se sorprendió cuando S le dijo que una de sus maletas estaba chuyalada – se inclinaba hacia un lado porque una de sus rueditas estaba rota, no daba crédito a lo que oía y me miraba sentenciándome, con una pícara sonrisa, como el principal responsable de esa contaminación de palabras. De una parte a esta, sobre todo en los jóvenes de la selva mentar localismos amazónicos pasa desapercibido. Lo encubren y quieren hablar con dejo limeño, porque es más bacán, de clase pes, sueltan ese latiguillo vergonzante ¿? Muchas veces se tapan la cara y no se atreven a pronunciarlas o hablan con la boca pequeña. Entiendo que es por ese complejo de inferioridad que algunas personas de la floresta llevan dentro pero esta deleznable actitud no debe ganar terreno. Me comentaban que hay personas que esconden el dejo amazónico cuando hablan, y lógicamente, suena a falso. Muy impostado. Pero que esas palabras del quechua amazónico y de otras lenguas indígenas, como mambear, hay que reivindicarlas en el uso cotidiano. Como Mare del Uitoto. Magish en candoshi. Es que nos revelan una especificidad, una manera de recrear y cartografiar el mundo. Los amazónicos y amazónicas re- presentamos con sonidos lo que observamos, sin ellos no somos nada. Hay que rescatarlas. Usarlas. Escribirlas. Difundirlas. Tienen un buen maridaje con el castellano hasta dulcificarlo. Hay que sazonarlo, es de buen gourmet.

PD: Los esfuerzos en esa dirección de Tito Rodríguez Linares (a) Shicshi, hay que aplaudirlos.

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