LA  ELECCIÓN PERVERSA 

Es más que seguro que si anteayer 23 de abril del año que se está yendo se hubiera celebrado el día del baile del mono, del plato chatarra o del trago corto y surtido, todo el mundo hubiera festejado a lo grande.  Las entidades oficiales hubieran gastado dinero y recursos humanos para tomar alguna calle o una plaza para mostrar patrióticamente las bondades de los  primates, de la comida envenenada y de los variados licores locales. El festejo cívico hubiera terminado en cualquier antro con borrachera hasta las últimas consecuencias. Pero para desgracia del vacilón del gaznate y para la farra de ley, en esa fecha se celebró  en toda la tierra otra cosa. Se celebró el Día Mundial del Libro.

Los brutales nazis, criminales presumidos y racistas, odiaban los libros y les quemaron sin piedad. Los militares argentinos, asesinos a sueldo, odiaban las obras y también las quemaron. El primero que incendio libros fue un emperador oriental que era dominado por la vanidad de acabar con los esfuerzos ajenos. Todos ellos sabían lo que era un libro. Pero por  acanga, entre los oficialismos, nadie parece saber en serio lo que es un libro. El silencio del 23 es más que elocuente.

En esa conmemoración tan crucial en el mundo del presente y del mañana no hubo ni una sola ilustrada autoridad que hablara algo sobre el libro, aunque sea sobre el libro de reclamaciones. O el libro de actas. Salvo las conferencias en el auditorio del emblemático Colegio Nacional Iquitos, el resto de la sociedad no hizo nada para incentivar la lectura, aunque sea la lectura de los medidores caseros. O de la lectura de las líneas de la mano. Asombrados de tanta indigencia, descuido, pereza, ignorancia, dejamos pasar un día para averiguar mejor sobre ese silencio. Y el resultado es penoso. Nadie sabe que todos los años en esa fecha en toda la tierra se celebra al libro. El repetido último lugar en comprensión de lectura es entonces hechura colectiva, es fábrica de todos y todas. Es una elección perversa que renuncia al presente, al porvenir.