Los orientales en quiebra

El chino en quiebra y su fumonería obsesiva, su angustioso consumo de cigarros, es una figura nerviosa y patética que busca consuelo a su desgracia en el vicio. Lo que son las cosas de este mundo. Todo ha cambiado y hoy por hoy la figura se invierte. Los que podemos quebrar somos nosotros, los que vivimos y morimos en esta ciudad donde el chino de la esquina era un personaje muy querido. Los chinos han perdido su encanto y de seres bonachones, de tienderos que tenían de todo, de diestros en la gastronomía, se han convertido en poco menos que unos monstruos. Es correcto que hay errores y excesos en esas consideraciones que niegan valor a miembros de una cultura milenaria que ha brindando grandes aportes a la humanidad.

Pero nosotros podemos quebrar y dedicarnos a fumar como verdaderos chinos si es que no se pagan los más de 11 millones que, de acuerdo al estudio de la Municipalidad de Maynas, debe la empresa oriental. Esa suma es el monto de los daños y perjuicios que dicha empresa hizo en la ciudad. Esos daños están a la vista e impaciencia de todos y todas. Ese dinero no es poca cosa, no es un sencillo para comprar luego los cigarros y soportar fumando la quiebra. La empresa Water & Electric ha firmado un acta de compromiso. Pero ello no garantiza nada. Si, por cualquier motivo, no se paga esa cifra, entonces si que andaríamos en quiebra. Una quiebra colosal. No somos partidarios de presagios funestos, pero no está mal que digamos algo sobre ese pago que no es habitual en este tipo de trabajos.

El título de este editorial no se refiere a los chinos en esta ocasión. Se refiere a nosotros que en el Perú somos orientales por nuestra ubicación geográfica. Esos más de 11 millones de morlacos son cruciales en esa obra portentosa. Si no entran a las arcas de Iquitos se debería sacar esos letreros de prohibido fumar, porque la quiebra exigiría bastante humo.