Christian Bendayán: Premio Nacional de Cultura

La semana pasada se dieron a conocer los ganadores de los premios nacionales de cultura, organizados por el Ministerio de Cultura. En la categoría nacional de Creatividad, ganó el artista Christian Bendayán (en la categoría Buenas Prácticas, en tanto, el Centro de Estudios Teológicos de la Amazonía, dirigido por el padre Joaquín García, recibió una mención honrosa). El jurado estuvo integrado por Salomón Lerner Febres, Mirko Lauer, Soledad Mujica, Natalia Majluf, Luis Millones y Eliana Otta.

Si hay un premio más merecido de los últimos tiempos en esta categoría, sin duda, es el de Bendayán. No solo por haber logrado con el paso del tiempo una carrera artística de prestigio, dueño de un estilo absoluto y personal, que ha sido como un sello impregnado en cada trabajo, sino también porque se reconoce una trayectoria de gestión y difusión del arte y la cultura amazónica.

El trabajo de Bendayán no es reciente, sino producto de una larga carrera de casi dos décadas, que se ha nutrido de diversas vertientes, los cuales sin embargo han estado siempre enmarcados en el descubrimiento de personajes inusuales e intensos, influencias marcadas de la cultura callejera iquiteña, donde se juntan por igual travestis, bailarinas, peluqueros, prostitutas, delincuentes, adolescentes de rostros famélicos y pantalones holgados adquieren existencia trascendente. Pero esos personajes también dejan paso a la cotidianidad del lugar, a los seres comunes y corrientes que se muestran extraordinarios.

El valor de Bendayán como artista, a mi modo de ver, radica en ser coherente con su tiempo y su contexto y mostrarnos una realidad que muchos no quieren observar, un espejo de nuestra verdad, retratado de modo realista, que se nutre de la iconografía popular, el retrato, el registro cuasi fotográfico y el montaje,  presentado de modo audaz y expresivo.

Bendayán, además, no solo se ha desarrollado en las artes plásticas, también desde el video, el documental, la fotografía, la literatura, el diseño gráfico e incluso el cómic o la gestión cultural. Además, en los últimos tiempos, apostando definitivamente por elevar la causa amazónica a las mesas y discursos oficiales. Eso también ha ayudado a dar un impulso a la notoriedad de nuevos impulsores del trabajo artístico en nuestra región.

No hay duda que hablar de arte contemporáneo sobre la Amazonía requiere inevitablemente una dualidad antes/después de la obra de Bendayán. Un gran triunfo personal, sin duda, este del premio de cultura, pero también una señal de afirmación del orgullo cultural amazónico.