Semana Santa en el Callao
Sin que se dé cuenta el gobierno está creando un verdadero (anti) héroe mediático al internar a Antauro Humala en el penal de máxima seguridad de la Base Naval del Callao. Incluso mediante una norma con nombre y apellido que ha dado su propio hermano el presidente de la república ante el rechazo de su familia y del grupo radical que sigue a Antauro y que hoy se va envalentonar con esta medida de aislarlo.
Haberlo llamado “guachimán de palacio” exacerbó los ánimos del gobierno y, claro, los resultados de la última encuesta que ya se conocía en palacio y que reducía en más de 10 puntos la aprobación de Ollanta Humala sin duda empujaron a tomar esta decisión. Lo de “guachimán” debe haberle dolido en el alma a la pareja pues esta percepción se está incrementando no sólo a raíz de Conga sino, y sobre todo, a que la población que respaldo a Humala en la campaña siente en su mayoría que la gran transformación o gran reforma era solo un cuento a raíz de las últimas actuaciones y decisiones presidenciales.
Por ejemplo, un hecho que conlleva la gran transformación según la pareja presidencial es la construcción del gaseoducto en el sur del país. Una obra que fue caballito de batalla en campaña y que abarataría el gas al concluirse la obra. No se dice que la gran beneficiada con el proyecto es Odebrecht y que e por sus magnitudes recién estaría concluida al termino del gobierno en el mejor de los casos y que la concesión no asegura, por los volúmenes de reserva, que haya suficiente gas para el consumo masivo a precios realmente económicos.
Todas estas acciones que se han dado en medio del escándalo Antauro han tratado de mejorar esta imagen previa a las encuestas pero no lo ha logrado. De ahora en adelante era evidente que la caída en la popularidad iba a ser constante algo que parece haberse iniciado y añadir más leña al fuego con una lengua viperina del hermano era insostenible y ni siquiera esa foto sembrada donde se le ve fumando marihuana pudo detener la caída. Antauro debió sospechar que esta medida se daba desde el gobierno, de ahí que en un mismo medio que representa la derecha más vehemente se zampó con lo de “guachimán de palacio”.
Pelearse (ahora sí parece de verdad) con el hermano con las que compartió escenarios fulminantes del nacimiento como político del actual presidente es contraproducente para las aspiraciones que parece sostener en torno a los principios económicos que ha decidido abrazar este gobierno. Antauro debe saber que ese margen de izquierda o centro izquierda, como se la quiera llamar al sector hoy desolado, ha quedado nuevamente a la deriva en términos de liderazgo y electorales.
Si la gente que votó por un gobierno de cambio y que, como todo apunta desde inicios de mandato parece que va resultar todo lo contrario, se ve decepcionada nuevamente, la próxima estará buscando un radical ya sea de un bando o de otro que le llene las expectativas. Al encerarlo, al que parece liderar estas ansias de cambio junto a los más graneado y funesto de nuestra historia política reciente, es decir Abimael, “Artemio” y el propio Montesinos, no es sino crear un héroe – antihéroe que encontrará la manera de seguir sembrando incertidumbre en el gobierno de su hermano.
Los rigores penitenciaros ya no son extremos como podría haber sucedido en una dictadura. Ahora es casi imposible tener incomunicado a un recluso, los procedimientos penitenciaros no son flexibles en el Perú lo que pasa es que se rigen por normas internacionales que deben respetarse, por eso el padre de los Humala, Don Isaac, ha dicho que acudirá a la Cruz Roja internacional para pedir que le puedan permitir ver al hijo, que alguna vez pensó, tenía o tiene la mayor decisión e inteligencia para gobernar un país. Con este patriarca suelto y con preferencias políticas hacia el hijo encarcelado, el gobierno en su conjunto sí que se ganó una verdadera oposición.