Protesta de los senos expuestos
La marcha de los senos expuestos, de las mamas al aire libre, ocurrió en la fea y horrenda Lima la mañana del martes 28 de diciembre de este año que se va. No se trató de un suceso vanidoso de muestras carnales, ni de un hecho que tiene que ver con la lactancia, ni de aquello de el que no llora no mama. Los pechos descubiertos en las calles capitalinas, fueron una protesta pública de mujeres impotentes que buscaban que se les hiciera justicia. Así de complicado el asunto en un país donde la oposición no truena ni suena. Donde los que se le oponían al actual mandatario ahora le rinden pleitesía.
La protesta de las mamas expuestas puede ser algo risible. Como las marchas nudistas en otras partes, el número 13 en el trasero de Susy Díaz, los pechos mostrados de la Cicciolina y otros hechos desnudantes. Pero, en el fondo, es una muestra de la impotencia ciudadana ante la falta de una oposición verdadera. Es una desesperación ante la ausencia de líderes que canalicen la indignación ante los excesos o los abusos de los poderes nacionales. En la Amazonía la cosa es peor. En todo el 2011 ni siquiera hubo una marcha de senos cubiertos o escondidos para protestar contra tantas cosas. Y, lo peor, fue la convocatoria de varios líderes locales que no llenaron ni dos calles. La otra falange, los revocadores, están fuera de la taza a la hora de eso.
En el año que se va faltó, pues, una marcha de senos cubiertos o al aire libre, pero tumultuosa, multitudinaria, populosa. Pero contundente contra tantos abusos o incompetencias de las autoridades. O majaderías de los chinos. O viajeros ineptos. O esto y lo otro. Mientras en otros lugares del mundo colectivos de indignados o furiosos o enconados hacen bulla contra todos los poderes, en la Amazonía la oposición es apenas un hecho curioso. No surgió ningún grupo de indignados. Las quejas fueron evidentes, justas, pero nada más. ¿La cosa seguirá así en el 2012?