Durante un recorrido por el boulevard y la alameda que llevan a la plaza Ramón Castilla, se evidencian problemas en la infraestructura y el estado de los negocios. La antigua garita de policía turística ha sido reemplazada por una caseta de seguridad ciudadana, y se está gestionando la retirada de una caseta telefónica por su deterioro. Las áreas verdes presentan un mantenimiento deficiente, con más hierbas que plantas, mientras que el espacio infantil muestra descuido.

Los restaurantes de la zona enfrentan dificultades. Un establecimiento recientemente renovado ha sufrido vandalismo y se ha convertido en un lugar problemático. Además, el crecimiento descontrolado de plantas y la acumulación de basura resaltan el abandono del espacio público. La infraestructura patrimonial, como el colegio Fernando Lores, también está en riesgo, ya que las raíces de los árboles pueden comprometer su estructura.

Los negocios en la alameda permanecen cerrados en este momento, y sus propietarios piden más apoyo de las autoridades para atraer clientes. A pesar de algunos locales en operación, la falta de promoción y la presencia de postes de telefonía sin retirar contribuyen a un ambiente poco atractivo para el comercio. La alameda, diseñada como un espacio público, enfrenta diversos desafíos que requieren atención para mejorar su funcionamiento.

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