Jorge Nájar, por el año 1970 conoció a Germán Lequerica y Javier Dávila. En ese entonces, el escritor acudía a comprar periódico, al único lugar ubicado en Pucallpa, al pie de un árbol.
“Ahí un día se presentó Germán y me dijo que era muy amigo de Guillermo Cocari Nájar, volante del Colegio Nacional de Iquitos (CNI). En ese entonces había un puesto de venta de vitaminas, y nos fuimos a tomar vitaminas y me habló de su vida como trabajador libre de periodismo”, contó.
Luego llegó Javier Dávila, quien con su entusiasmo les comentó sus planes para seguir agitando la ciudad con su periódico “Manguaré” que era, en Pucallpa, el espanto de las autoridades. Germán Lequeríca trabajó junto a Dávila en esta aventura. Años más tarde, Nájar se reencontró en Lima con Lequerica, en la redacción de El Peruano.
“Le dije, carambas, que buen paraguas te has encontrado. Haciendo alusión al paraguas que menciona en su poemario “La búsqueda del alba”, entonces nos reímos todos y otros que estaban en la redacción del periódico no sabían de lo que estábamos hablando”, comentó. Posterior a esto, se volvieron a encontrar en la ciudad de Iquitos, y conversaron sobre sus proyectos.
Nájar también recordó a Javier Dávila, con quien compartió en muchos encuentros. “Es un poeta que quiero mucho”, señaló.
Sin embargo, lamenta que muchas de las obras de Lequerica y Dávila no se encuentren fácilmente en las librerías, por lo que no basta con imprimir un libro, sino que hay que hacer lo imposible para que lleguen a las bibliotecas públicas.
“Los libros deben estar en todas las bibliotecas de todas las ciudades, cuando pienso en la Amazonía, pienso en Iquitos, Requena, Yurimaguas, Contamana, Pucallpa y todas. Así como en ciudades como Arequipa, Trujillo, entre otras, no basta con que pasen de mano en mano”