Escribe: Jorge Martín Carrillo Rojas
Este domingo 26 de enero concluido el proceso de votación y con los flashes informativos por doquier -en algunos casos con resultados al mejor postor- se sabrá a boca de urna, quiénes serán los nuevos congresistas que nos representarán. Resultados que, salvo confianza excesiva, deberán ser tomados con mucho cuidado. El primer flash electoral será ello: el primer resultado, pero no definitivo.
Pero más allá de los resultados finales que arrojen las bocas de urna y los resultados oficiales de la ONPE. Quienes resulten electos congresistas, será por decisión única y exclusiva de la mayoría y así no hayamos optado por uno de los cuatro electos, habrá que respetar los resultados porque así es la democracia. Pero lo que sí deberán hacer los “electores derrotados”, que para mí serán los ganadores, es fiscalizar al milímetro a los electos congresistas. Algo que los votantes de los congresistas ganadores dejan de lado, en muchos casos por obvios intereses.
Hoy viernes es el último día que los candidatos podrán ser entrevistados en los medios de comunicación. Los cierres de campaña es además lo final de todo este proceso de elecciones complementarias #2020. Pero en redes sociales serán las horas de matanza entre todos. Se dirán la vela verde en las ya acostumbradas campañas electorales sucias.
A pocas horas del proceso electoral y mientras usted lee esta modesta columna, me imagino tendrá decidido porqué partido votará y de pronto tiene uno o dos candidatos preferenciales. Y no le diré por quién o qué partido votar pues su decisión es libre y tiene que ser respetado. Porque si quienes quieren apoyar al partido más cuestionable son los peores electores y si los que apoyan a un candidato o partido “ideal” son los mejores y viceversa, no podemos hablar de democracia.
Es necesario precisar que quienes sean elegidos congresistas, no lo serán por obra y gracia del espíritu santo – y nada tiene que ver la religión en decisiones electorales- sino por decisión de nosotros los electores ya mayorcitos, que se entiende, tenemos la capacitad de discernimiento para haber evaluado a los candidatos por quienes quisiéramos darle nuestro voto para representarnos.
Somos nosotros quienes tenemos el poder de elegir y si nuestro candidato no ganara no tiene que ser motivo para olvidarnos de nuestro papel fiscalizador como líneas arriba señalé. No permitamos que quienes terminen siendo elegidos terminen olvidándose que estarán un periodo corto de un año y cinco meses, no porque dependió de ellos, sino de los electores a quienes, incluso los opositores, deberán servir y no servirse, como lo hicieron casi todos los excongresistas.
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