ESCRIBE: Tato Barcia

El auge de la explotación del caucho en el Perú se ubica entre 1880 y 1918. Es decir fueron un poco más de 30 años de intensa explotación en varias zonas de la selva, aunque los de mayor relieve se ubicaron en Iquitos, quienes impusieron en esta ciudad la moda europea, consumiendo y vistiendo a la usanza occidental de los primeros años del siglo XX. Muchas construcciones iquiteñas de esa época tenían influencia clara de la arquitectura europea, se habla del Hotel Palace, la Casa de Hierro (cuya fabricación se le atribuye a Auguste Eiffel), y de otras construcciones que sacan a la «Isla Bonita» de su contexto. El poder económico de los caucheros era tan significativo que alcanzaron gran poder político inclusive a nivel nacional. Esto se reflejó en la declaratoria de Loreto como un Estado Federal en 1896. Loreto tenía grandes recursos, porque las ganancias obtenidas por la explotación del caucho, a precios actuales se habla de US$800 millones en exportaciones anuales de cientos de toneladas de látex que salían por Brasil al resto del mundo.

En este entorno de bonanza económica nació la famosa “Taberna Americana”, tras este curioso nombre se escondía el bar mas acogedor, un punto obligado para disfrutar de los mejores licores y comer bien, así puedo citar que el menú incluía jamón ibérico de bellota, foie gras, sardinas portuguesas, musaka griego, fondue, gofres belgas, chucrut alemán, paella, quiche lorraine, entre otras exquisiteces; que atraían a los grandes empresarios (que principalmente eran inmigrantes europeos), de finales del siglo XIX y principios del XX en Iquitos; esta cantina era regentado por un ciudadano francés de nombre Michel, capitaneado por un barman escocés de nombre Archie, su carta incluía la mejor selecciones de Whisky Blended, vodka, ginebra, brandy, coñac, ron, cervezas, vinos, una extensa carta de champagne y su innovador menú de cócteles, hicieron que entre su clientela tuviese a los hombres más acaudalados de Iquitos; se fundó en el año 1882, como una clásica taberna de la época, se instalaron en una casona con aires europeos donde se erigió esta mágico lugar, que estaba ubicado en la zona del malecón tarapaca (Ver imagen adjunta); que rápidamente se convirtió a fines del siglo XIX en un símbolo de la modernidad. Los caucheros y comerciante de la ciudad lo adoptaron enseguida como un espacio provocador y futurista donde se transmutan en alquimia los valores de la revolución estética. Este bar nació como inspiración de los bares europeos, principalmente de los bares de los Weinstube de Alemania y los Heurigen austríacos donde se servían comidas y vinos o en Francia, estos bares típicos reciben el nombre de bouchons. Y en Irlanda y Gran Bretaña también los pubs sirven comidas. Y en España han existido desde antigüedad, al estilo de los bares de las clásicas tapas. En el “Americano” el elemento distintivo era la barra que permitía un refugio al tabernero frente a los clientes que tenían mal beber. Esta vinatería tenía una particularidad ya que no se permitía el ingreso de las mujeres. Por ello tal ves se dice que este dio origen a la primera “Logia Union Amazonica 5 N 25” que se fundo en la ciudad en 1889.

Tal como se observa en estas vieja fotografía que acompañan a este artículo se realizaban fiestas fastuosas en las que se gastaba sin reparo sumas enormes de dinero. En la época del apogeo, los Caucheros asistían a cenas formales y extraordinariamente elegantes en torno a una mesa en forma de «U», y con una barra formando un semicírculo, espaciosos, elegantes para entonces y muy bien iluminados; allí se llevaban a cabo las cenas que eran en realidad bastante sofisticadas, con estrictos modales de comportamiento en la mesa. Eran una muestra ostentosa de riqueza y poder, con cocineros que trabajaban en la cocina desde el amanecer para tenerlo todo listo. Sin electricidad, cocinar la cena en la noche no era una opción. Era todo un despliegue de vajillas inspiradas en los grandes banquetes Europeos, cuberterías de plata o copas con los mejores Vinos. Encuentros organizados al milímetro para los que las cocinas al más puro estilo Francés muestran su saber hacer y en las que nada se dejaba al azar. ¡Bon appetit!. Lo cierto es que esta taberna habría a las 6 PM y estaba abierto hasta el alba, siempre estaba lleno de numerosos publico masculino que gastaba todo comiendo y bebiendo, claro que también habían los que entraban y salían solo al darse una ración de vista de tanto platillo, ya que su bolsillo no les alcanzaba para este local.

Tal como comente al principio de este artículo la bonanza del caucho en nuestra Amazonia, influyó en la transformación de las costumbres y de los estilos de vida fueran muy profundos y muy rápidos, y la influencia europea pudo entreverse en la ciudad de Iquitos, sobre todo en el estilo de vida, un ejemplo claro de esto es que «El Frac», era la prenda por excelencia del Cauchero, se usaba tanto durante el día como por la noche, pero en este último caso podía ser de color oscuro, sobre todo cuando debían asistir a la “Taberna Americano”. Sin embargo muchos hombres comenzaban a preferir el terno durante el día, y en verano, la americana (Blazer). Es así como se comienza a brindar una especial atención a la calidad tanto de los tejidos, como al corte y a la confección. La especialización en la realización de las prendas masculinas daría lugar a todo un negocio próspero como la sastrería (las principales eran : Barbagelata, Cubas y Vasquez Jarez, y se generó toda una especialidad propia del saber realizar con perfección un conjunto masculino.

Los caucheros intentaban con esto demostrar ‘respetabilidad’ y ‘seriedad’ en su imagen, acorde a la actividad que ejercían, y vestían elegantes ternos de lino, que es una de las telas más frescas que existen, es ideal para el verano, ya que es una fibra natural, suave y muy resistente. Y se le daba diferentes usos. La ropa consistía en el típico Terno, que es un conjunto resultante de utilizar: pantalón, chaleco y chaqueta o americana del mismo género y color. Con ello, se brindaba un poco más de ‘formalidad’ a la prenda que, de no estar combinada de esta forma, resultaría totalmente informal. Para la camisa se prefería la seda y el uso de volantes en la pechera común y las normas exigían que fuera lisa, y podía adornarse solamente por finos pliegues planchados y perfectamente estirados. Para lograr la máxima rigidez del pecho de la camisa, algunos utilizaron un sistema que permitía a la prenda ser ajustada por medio de un botón, a la cintura del pantalón y las corbatas se volvieron pequeñas, pero el cuello de las camisas siguió llevándose subido hasta las mejillas, y en ocasiones cubría por completo el de la chaqueta.

Los zapatos elegidos eran las botas para uso común. Estos zapatos se ataban con cordones o botones y tenían tacones bajos. El calzado adecuado para la noche debían ser los escarpines, realizados en piel de becerro, acompañados por medias de seda. Posteriormente se aceptó el uso de botines negros, siempre especificando que debían ser de charol, y lógicamente, cubiertos por el largo pantalón. Con respecto a los zapatos de charol (estos eran comprados en zapatería Mendez – importados de Europa); El uso de joyas debía ser muy escaso en un Cauchero vestido correctamente para actividades de etiqueta. Éstas se limitaban a: los gemelos para el cierre de los puños de la camisa y los botones del chaleco. Los materiales para ambos debían ser poco llamativos: se elaboraban en nácar o con una fina capa de oro u otro material ‘rico’ que no se destacara demasiado, todo esto se complementaba con un sombrero de copa baja, confeccionado principalmente de pajilla. La influencia europea pudo entreverse en la ciudad de Iquitos, sobre todo en su arquitectura y el estilo de vida, haciendo finales del siglo XIX y principios del XX la mejor fase económica vivida por la ciudad. La región amazónica era origen, en esta época, de casi el 30% de todas las exportaciones Peruanas. Los nuevos ricos de la «Isla Bonita» convirtieron a nuestra ciudad en la capital Peruana del comercio. Gracias al caucho, el ingreso percapita promedio de un Loretano era dos veces superior a la del resto de nuestros compatriotas, «que tal diferencia con la época actual, donde la situación es al revés»