ESCRIBE: Tato Barcia

Don Julio Reátegui Burga fue un próspero comerciante, propietario de Casa Atlántida, que fue el símbolo de la venta de electrodomésticos y aparatos electrónicos en Iquitos, al ser el pionero de la distribución de artefactos de las mejores marcas a nivel mundial. Vendía radios “Garrand”, radiolas “National”, sistemas estereofónicos “Philips”, tocadiscos “Imperial”, refrigeradoras “Frigidaire”, lavadoras “Candy”, televisores “Westinghouse”, planchas de ropa “Rowenta”, licuadoras “Oster”, máquinas de escribir «Woodstock», lustradora “Hoover”, aspiradora “Bosch”, radio transitor “Hitachi”, máquina de coser “Singer”, cámaras fotográficas “Kodak”, etc. Funcionaba en la emblemática «Casa L.F. Morey e Hijos» (Esquina Jr. Próspero con Brasil), y que forma parte del centro histórico de Iquitos. Fue construida por el opulento barón del caucho, Luis Felipe Morey en 1913.

Retornando a nuestra historia, Don Julio Reátegui Burga fue contemporáneo de Paquito García (personaje a quien dediqué un artículo la semana pasada – «El Pasaje Paquito y su Alcalde»). Tenían varias cosas en común, como por ejemplo que también fue Alcalde de la Provincia de Maynas los primeros años de la década del 60, pero sobre todo que era un incorregible Casanova, desatado Mujeriego y un adicto Playboy de la época. Considerado el “Sheretero” number one de la historia de la «Isla Bonita». Las malas lenguas dicen que se le percibía su presencia a 100 metros a la redonda, debido al agradable olor que emanaba, ya que se echaba un frasco de perfume francés al día. Vivía en la tercera cuadra de la calle Arica (frente al ex-cine Excélsior). Dicen que protegía su cara con miel, siempre se hacia las uñas de las manos y los pies, tenía un entrenador profesional que lo ayudaba en el gimnasio. Sin duda fue el primer “metrosexual” loretano. Se destacaba entre la gente por andar con ropa fina, porque la apariencia y el carisma lo era todo para él. También se dice que se empecinaba en besar la mano de toda dama guapa que se le cruzase en su camino.

Su pasión, después de las mujeres, fue la radio. En el año 1,957 puso en el aire una emisora que llegaría a todos los confines del mundo. «Radio Atlántida – majestuosa como el Amazonas» por su alcance y potencia. Su primera planta transmisora estaba ubicada en unos terrenos detrás de la Unidad Escolar Mariscal Benavides en el que se instalaron sus tres transmisores: uno de onda media o larga y los otros dos en las bandas de 60 y 31 metros, llegando así hasta los más recónditos pueblos del mundo y llevando la voz de los loretanos. Posteriormente sus instalaciones pasaron a estar en los altos del Restaurant “La Peruanita” de propiedad de la familia portuguesa de apellido Goncálvez, en la calle San Martin, frente a la plaza 28 de Julio, de donde en 1962 se trasladó a su local propio de la cuarta cuadra de la calle Arica. Esta potente emisora, hacía honor a su spot o característica de identificación que señalaba que era tan majestuosa como el Amazonas por su alcance y potencia.

Radio Atlántida cubría el mundo entero, porque sus oyentes de todos los continentes reportaban su sintonía mediante cartas y telegramas que llegaban a sus estudios incansablemente. Mantuvo rivalidad con Radio Loreto (la primera emisora de nuestra ciudad), ya que cada una se esmeraba por ser la mejor. Tres poderosas ondas radiales que cubrían nítidamente, la más grande región del Perú, fue el emblema de Iquitos, de los loretanos que hacían escuchar su voz en el mundo. Esta emisora que contaba con tres transmisores, emitía su señal en Amplitud Modulada, en banda local, tropical e internacional.

Las señales de “Radio Atlántida” invadían el espectro radioeléctrico de toda nuestra basta región y la gente, principalmente del área ribereña, estaba acostumbrada a escucharla. Amanecía el día con el típico noticiero que era conducido por don Manuel Iwamoto Pacaya, quien dirigía el radioperiódico “Sucesos”. Luego venía Roosevelt Vásquez Coelho, más conocido como «Flash”, creador de esa inmortal frase con la que cerraba sus programas: “Si estás sano, no tienes nada, no te hagas el loco, “trabaja, trabaja, y trabajaaaaaaaaaaaaaa». En las mañanas los oyentes escuchaban música, donde se dejaban oír todas las canciones de moda de aquel entonces. En música tropical con “Vitrina Musical de las Américas”, Harvey Panduro Rivadeneyra, gozaba de gran sintonía en las horas matinales, mientras que en canciones románticas, fue Kiko Arévalo, con el “Show de Los Panchos”, un gol en la preferencia del público. Al medio día era la hora de los programas deportivos, y en su plana de comentaristas estaban Ernesto Fernández Núnes Llerena, el popular “Potocho”, y mi recordado profesor de química Víctor Manuel Velásquez Cárdenas. En las tardes estaba, para quienes gustaban de las radionovelas, “Lobo de Mar” y “Sandokán, el tigre de la Malasia. Luego de 6 a 7 PM venía el programa “Rondas Policiales”, conducido por Humberto Vela Meléndez, con la música de fondo «La Banda del Carro Rojo». Pero lo que realmente identificó a “Radio Atlántida” fue porqué era considerada por muchos años el telégrafo más rápido de la Amazonía, ya que durante dos horas (de 7 a 9 de la noche) transmitía mensajes contratados dirigidos a los pobladores de los pueblos más alejados de Loreto. Así los familiares de éstos en Iquitos, tenían cómo avisar a los suyos el haber recibido una encomienda en buen estado, cualquier novedad de la familia, nacimientos y fallecimientos, necesidades de artículos de pan llevar, envíos de medicinas y cuanta cosa de importancia que merecía hacer conocer en los centros poblados más alejados de nuestra Amazonia Del mismo modo se utilizaba para enviar mensajes a todos los petroleros en el campo, ellos tenían sus radios y en plena selva se escuchaba diferentes mensajes. Manuel Ruiz Iberico locutor de planta, era la voz que leía los “mensajes”, dos horas de intensa comunicación a través de una locución ágil y perfectamente expresada.

Vale la pena tratar de reproducir algunos como: «atención, atención, Capelo, río Puinahua, Don Vitocho Sinarahua manda a decir a Doña Ishuca, que no llega esta semana a su chacra, y que manden su peque peque”. A lo que manda contestar Doña Ishuca tras la semana de desaparición de su sherete: «Atención, atención, a Don Vitocho, desde Capelo, que disculpe por no enviar el peque peque y por vender su chacra”. O este otro. “Mensaje urgente de Don Teobaldo Tangoa desde Flor de Punga, río Ucayali, para su compadre Fermin Shahuano que se encuentra río arriba en el Tapiche… compadre ahí te envío en el Bote-Motor «Alfér», el pago de los dos racimos de plátano, un saco de naranja, cuatro gallinas cariocas y tres bandejas de aguaje que me diste, lo que no regreso es a Cuchita tu hija quien me ayudó en el trayecto… el resto después te cuento” O este otro: «atención, atención Bretaña, río Puinahua, para mi hermano Rensho Taricuarima, te aviso que tu mujer se ha huido con tu compadre Mauro Catashunga”. Este otro: «Atención, atención, Bagazán, río Sapuena, aviso a Doña Mishi Ricopa, que papá se ha muerto, favor manda madera para el ataúd y 3 gallos teretaños para el caldo”. También este otro. «Atención, atención, Parinari, río Yanayacu, señora Etelvina Chanchari, no te olvides de embarcar en motonave «El Campeón» las 3 vacas que acordamos, al toro no porque es el padrillo, y tiene que cubrir a las otras vacas”. Y este otro: ”Atención, atención, señora Luzmila Canakiri, rio Tapiche, localidad de Santa Elena, llegué a Iquitos el martes, pero no puedo regresar porque el banco no me liquida mi yute, cuida a los hijos. Tu marido Ashuco Cenepo”. Recordé esta otra: “Atención, atención, señora Pachuca Huayminuri, puerto América, rio Pavayacu. Estaré viajando en la lancha del ejército “Roca Fuerte”, estoy llevando todo lo que me has pedido menos la máquina de coser, no alcanzo el cullsqui. Esta muy caro, te saluda tu marido Ishpico Arirama”. Aquí va otro: “Atención, atención, localidad de Pato Yacu, rio Chambira, señora Arminda Huayunga, ya he comprado los adornos de la pascua para llevar. Dile a mi compadre Antuco Pizango, que él va a ser el danzante y la Amanda será Pedro. Cuida de nuestra hija Pashuca. Mucho le sigue Otoniel. No vaya a venir con su domingo siete, saludos de tu marido Demetrio Curitima”. Me estaba olvidando de los pedidos especiales (obvio que tenían un precio adicional – por el tiempo), «atención, atención, Colonia Angamos, río Yaquerana, el señor Ashuco Tamabi desea saludar por su aniversario a su esposa Doña Shalo Taminche y le dedica esta canción con mucho amor: 4 Gallos has tenido».

Desde su inauguración, Radio Atlántida fue un símbolo del buen decir, que reflejaba el buen gusto y elegancia de su propietario. Fue un medio de comunicación que tuvo entre sus locutores y periodistas a lo mejor de la radiodifusión Loretana. Es importante citar en esta nota que en discurso de inauguración, en la Peruanita, frente a la plaza 28 de Julio, don Julio Reátegui Burga», manifestó que esta emisora nace para hacer escuchar la voz de los loretanos, no solo en el Perú, sino en el mundo, escuchar al pueblo, para así conocer los problemas de esta parte de país y dar sugerencias para solucionarlos. Fue una emisora que transmitía información, buena música y cultura, creadora de la mejor corriente de opinión entre la población. En la década de los ochenta, Radio Atlántida instaló una nueva era en la radiodifusión local inaugurando una estación de Atlántida en Frecuencia Modulada Stéreo, la primera en la ciudad bajo la dirección de su hijo. «Julio Reátegui Trigoso», que heredó su habilidad empresarial, a diferencia de su hermano «Carlos Reategui Trigoso» que se dedicó a la política, llegando a ser congresista de la República. Para cerrar este artículo cae a pelo este dicho regional: El hombre Moshaco nunca cambia, solo toma vacaciones y a todo Sheretero le llega quien lo enamora, lo ilusiona y lo abandona. Es la ley de la Amazonia.