Se puede decir que la conjugación de los planetas hacen propicia alguna suerte de hechizos que traen consigo suculentas ganancias; digamos que en la ciudad de Iquitos y sobre todo en los ”Gobiernos Locales” – Municipalidades (desde varias gestiones anteriores), es común que se adjudiquen las obras públicas al límite de lo que la “Ley de Contrataciones y adquisiciones del estado “Ley N°. 30225”; y su Reglamento modificado por Decreto Supremo N° 344-2018-EF”, lo permite (es decir, cerca del 110% del presupuesto base referencial); esto parecería implicar que estas obras obviamente tienen un “Sobre-Costo”. Esto es algo sabido y de fácil demostración en muchos casos.

Para hacernos una idea, si usted construye su casa, lo hace teniendo cuidado en lo máximo del ahorro sin afectar la calidad. Así se trate de la calamina del techo de su casa, del piso de cemento pulido, de los accesorios sanitarios y/o eléctricos, etc. obra con el mejor criterio porque es su dinero el que está en juego, y conseguirlo le cuesta mucho esfuerzo, sentido del ahorro, sacrificio de la familia, privándose de muchas aspiraciones. Cuando llega la ejecución del trabajo, usted mismo, o la esposa, hacen de supervisores buscando que la obra se haga con la calidad requerida. Al parecer no ocurre eso en la administración pública, donde los costos no solo se incrementan como si de BONUS se tratara, sino que vuelan hasta la estratosfera! allí mismo donde se encuentra la capa de ozono…será por ello lo de los agujeros? Pues eso da lugar a los conocidos comentarios acerca de la presunción de sobrevaloraciones.

Estas, a su vez, explicarían porqué es qué hay muchos funcionarios y/o suertudos empleados públicos que viven con lujos y comodidades que no se condicen con los sueldos que perciben y de los que se quejan permanentemente como insuficientes. Se sabe que los presupuestos de las obras se sobrevaloran para hacer frente a la “Alita” lo que ya es conocido y aceptado casi como algo normal. En muchos casos los proyectos tienen una suerte de destino fijo desde la etapa misma de la elaboración de los expedientes técnicos. Digamos que el expediente técnico se contrata con “X“ persona y la obra pasa mágicamente a adjudicarse a una empresa vinculada a la misma persona. Estas casualidades se pueden constatar en varios gobiernos locales de nuestra ciudad. Donde realmente cuál tramoyistas hacen y deshacen con la administración del dinero de las arcas municipales, tratándonos a los ciudadanos de la “Isla Bonita” de incautos e Ignorantes.

Veamos en que se sustenta esta opinión, a modo de ejemplo hago referencia que el día viernes 26 de julio pasado, en la maloca de la Municipalidad Provincial de Maynas se llevó a cabo la “Licitación Pública No 001-2019-GSGOI-OBRA-MPM”, correspondiente a la obra : Mejoramiento de la calle Rómulo Espinar (entre el jirón Putumayo y el jirón Pebas) y calle Mi Peru (entre el jirón Pebas y jirón Yavari); Distrito de Iquitos, Provincia de Maynas, Región Loreto. Resulta curioso que estas dos calles que no están conectadas entre sí, en un abracadabra extraño se convirtieron en un solo proyecto de obra y que para el colmo terminó adjudicándose muy por encima del Presupuesto Base, al límite de lo que el reglamento permite (109.9999%), lo que considero es una falta de respeto a la inteligencia de los Iquiteños; y aquí toca la pregunta del millón: Cómo está “empresa suertuda” es que acabó presentándose al acto público como único postor de 12 empresas participantes; y lo que causa más suspicacia… ¿cómo sabía que se quedaría “Solito” para la apertura del segundo sobre y pueda presentar una propuesta económica tan al límite de lo que las normas citadas lo permiten?. Debido a que el resto de los 11 postores terminaron no presentándose, por lo cual se le dio por “DESISTIDO”, de acuerdo a lo transcrito en la propia acta de presentación de las ofertas.

La licitación pública en mención tenía un Presupuesto Base, sin IGV; ascendente a la suma de S/. 1’748,064.41 y que fue adjudicado a los afortunados y pitonisos del “Consorcio Rómulo Espinar”; conformado por las empresas : ML Contratistas y Servicios Generales EIRL (20493733096) y Constructora Importadora J.J.J. Orba EIRL (20528149953). Por un monto sin IGV, ascendente a la suma de S/. 1’922,870.84. Es decir la oferta ganadora esta al 109.9999%, es decir S/. 0.1 de sol por debajo del presupuesto Máximo que se podría presentar, todo una campanada. Para tratar de disimular ante pueblo de Iquitos publicando el presupuesto base referencial sumándole el IGV lo cual lo alza la suma a S/. 2’062,716.00. Cuando en realidad el postor ganador presentó su oferta económica al límite casi máximo a presentarse sin IGV, que permite la “Ley de Contrataciones y Adquisiciones del Estado”. Como se puede observar, esto de publicar los presupuestos, con y sin IGV; debido a que estamos en la zona de selva, les a permitido camuflar a los «Illuminatis» encargados de adjudicar las obras públicas de nuestra ciudad, porque la convocatoria sale con IGV y les permite subir 10%, ya que el IGV les brinda un “margen de maniobra” equivalente al 18% del valor referencial de la obra.

Para un mejor entendimiento de mis lectores, cabe precisar que las propias normas establecen que las entidades deben realizar la elaboración del proyecto de obra, y establecer el valor referencial, donde se incluyen los valores de mano de obra, materiales, maquinaria, gastos generales y utilidades del contratista, concluyendo con todo ello en el costo real de la obra, que es producto de un estudio de las posibilidades que ofrece el mercado, la misma que forma parte de la fase de actos preparatorios y que deberán estar considerados en el PAC, casualmente para que no le puedan sacar la vuelta al Estado. Por esta razón, hacen mal algunos funcionarios públicos de nuestra ciudad, que son miembros de los respectivos comités especiales de selección, al permitir que sea una constante las adjudicaciones de obra al límite de lo que la ley lo permite, es decir, adicionando 10% al valor referencial, que ya de por sí representa el 12% del costo directo (considerando que los gastos generales y utilidad representan el 20% del mismo); y si continuamos con este análisis, es fácil concluir que el sobre-costó de la obra es aún mayor, ya que la permisibilidad de que esto suceda con regularidad, origina que los contratistas puedan acceder a mayores valores de gastos generales, de obras adicionales que al final “Badabin badabum” terminan incrementando el valor, en la misma proporción que se terminó adjudicando el costo de la obra.

En el caso particular de esta obra adjudicada el viernes 26 de julio pasado, utilizado a modo de ejemplo en este artículo de opinión. Tiene otra “singularidad” como nuevo ingrediente, ya que encontramos que de manera “inocente”, los funcionarios públicos respectivos, acumularon dos calles distintas que ni siquiera se encuentran conectadas físicamente (calles Rómulo Espinar y Mi Peru); sin existir la obligatoriedad de adjudicar estas dos calles de esta forma mediante una licitación pública, ya que este tipo de licitaciones exige que los postores acrediten ciertos requisitos de carácter subjetivo (el mismo que será el tema de mi próximo artículo). Pero que pasaba si procedían a realizar las adjudicaciones por separadas de las calles en mención? Pues hubieran tenido que hacerlo a través de dos adjudicaciones simplificadas, propiciando la mayor pluralidad de postores participantes y por ende, se hubiera terminado adjudicando la obra por un monto bastante menor al valor referencial, (en promedio se adjudican cerca del 90% del presupuesto base), ya que el modo de presentación de las propuestas es vía web (propuestas electrónicas). Las cuales son supervisados en línea por la OSCE, los propios postores y la población en general, que termina custodiando la buena marcha del proceso de selección. Digamos que…menos probabilidades verdad?

Toda esta enmarañada trama descubre que puede existir funcionarios poco escrupulosos en su forma de actuar?, o quizá si no pensemos mal; al consorcio ganador se le alinearon todos los astros y se le apareció la virgencita. Pero como es preferible ser suspicaz, diría que huele a que lo hacen a sabiendas de que tienen una población pasiva que solo habla y habla pero no actúa ejerciendo su poder como elemento fiscalizador. Estos funcionarios parecen creer que trabajan en comunidades borregas, es decir donde ellos son los dueños del rebaño y pueden hacer lo que les viene en gana. Ya que al parecer, cada día se sienten más poderosos, sin importar la crítica ciudadana. Les va y les viene. Esto se ha visto (y se sigue viendo) en numerosas obras cuestionadas a lo largo del tiempo. A telón abierto, son conocidos los contratistas que operan con cada administración. Cambio de gobierno implica cambio de funcionarios de confianza y de proveedores. ¿Simple coincidencia?. No, es el arte de los amarres al mejor estilo de Houdini con cadenas establecidas que han generado compadrazgos o alianzas sospechosas indisolubles porque al parecer se saben a salvo.