El presidente de México en una declaración política manifestó que España y el Papa deben pedir perdón por el genocidio que ocurrió en las Américas. Él dijo que les había enviado una misiva. Esta declaración del presidente mexicano, claro, hay que contextualizarla sino tendremos como resultado los disparates que se están diciendo en España que solo demuestran supina ignorancia o lo peor, desmemoria. Cierta vez, un pata que iba de progre me dijo, muy suelto de huesos y sin ningún pudor, que a él no le correspondía ninguna responsabilidad de lo que ocurrió en América en el período de la invasión europea. Este mismo razonamiento, más sazonado también lo leí en un reputado historiador cuyo trabajo se centra en los nacionalismos. En ambos casos brillaba cierta miopía y toneladas de cosmopaletismo realmente preocupante. Es un hecho objetivo que la invasión europea en las Américas tuvo consecuencias graves en los pueblos indígenas. Los desvertebró. Nadie lo puede negar y quien lo niega debe reclamar sitio en el lugar de los estúpidos. Sabemos que sobre este período se ha extendido y triunfado una leyenda negra sobre el proceso de desencuentros de mundo que recae, por lo general, a España. Esa campaña fue impulsada y alentada por otros intereses imperiales para ocultar la mancha negra que tenían en su pasivo. Pero ha habido, y existen, procesos de invasión sobre otros pueblos sumamente crueles como lo fue el de Bélgica en África, ahí tenemos la gran obra de Joseph Conrad “Corazón de las tinieblas” que relata y denuncia la crueldad de ese proceso de invasión en el Congo. Me parece que queda claro que en discusiones como esta hay que contextualizarlas. Añadir que la clase política criolla en las Américas hizo poco a nada para enmendar la plana a las políticas coloniales desde que han tomado las riendas del poder. También hay que apuntillar otros momentos en la historia como el de México y otros países americanos que acogieron a muchos de los refugiados españoles que huían de la sangrienta Guerra Civil española y muchos de los refugiados eran intelectuales españoles de primera línea que, de alguna manera, revitalizaron el ámbito académico mexicano y latinoamericano. En este debate hay que ir con pies de plomo porque cuando se cae en el maniqueísmo te puedes llevar más de un chasco.

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