Escribe: José Rodríguez Siguas
Loreto vuelve a la cola en la Prueba ECE (mal llamada “evaluación”). De nuevo nos encontramos últimos en la tabla: Matemática 1.9; Lectura 4.1; Ciencias Sociales 3.4; Ciencia y Tecnología 2.3 (resultados de 2° de secundaria). Como docente de secundaria, espero que a quienes corresponda hagan un análisis integral de los resultados.
Pero ¿es pertinente hablar de estos resultados o utilizaremos la estrategia del avestruz: esconder la cabeza? Pues escucho a algunos maestros afines al gobierno regional decir que estos resultados no tienen validez porque son pruebas estandarizadas, entre otras aseveraciones. Pero recordemos que para la campaña de las últimas elecciones el partido político Restauración Nacional (hoy en el gobierno regional) presentó a través de su equipo técnico Alborada su “Propuesta Educativa para el Plan de Gobierno (2019-2022)”.
En dicha propuesta se señala sobre Loreto lo siguiente: “Su calidad educativa se ubica entre los más bajos del país”, y para probar la afirmación se basaron, entre otros aspectos, en los resultados de la ECE desde el 2007 hasta el 2016, sin hacer ninguna observación; es más, en el capítulo IV sobre el sustento pedagógico, señalan sobre la necesidad del Enfoque Científico, ya que es importante usar “…un método de investigación [que] debe basarse en lo empírico y en la medición, sujeto a los principios específicos de las pruebas de razonamiento”. Como podemos observar no niegan la medición, al contrario proponen como estrategia en la solución 31 del documento en mención lo siguiente: “Aplicación de Pruebas regionales para medir de [sic] avances de los estudiantes”. Como vemos les gusta la medición.
Ahora, ¿las pruebas estandarizadas son el tunchi que nos asusta? No tendría que serlo. El cuestionamiento a las pruebas estandarizadas por parte de Fernández, Alcaraz y Sola (2017) señalan algunos aspectos importantes, debatibles en algunos casos: a) La confusión del concepto “evaluación educativa”; b) El mal uso político de los resultados [algo de eso hay en la propuesta de RN]; c) El desmantelamiento de la función social de la escuela; d) La primacía del “teaching to the test” (entrenamiento en las pruebas, dejando de lado aprendizajes valiosos); e) El privilegio de las materias instrumentales.
Ciertamente, la ECE es una prueba y no una evaluación, ¿acaso los especialistas de la DREL alguna vez hicieron la observación férrea a la denominación errónea?; ¿podremos alguna vez los maestros contar con textos a tiempo y pertinentes para la región?; ¿acaso los directores regionales en algún momento se van a plantar y decir que se aplique una evaluación acompañando con otros instrumentos a la prueba antes mencionada (las pruebas estandarizadas son útiles en cuanto se acompañen con otros instrumentos, Cuba vuelve a participar de una evaluación internacional después de 13 años [del LLECE, 2019] en donde se aplicarán pruebas estandarizadas, pero que incluirán otros instrumentos, es más los instrumentos se están validando en Cuba); ¿acaso algún gobernador (o gobernadora, quién sabe) pedirá una verdadera evaluación en Loreto, donde se tome en cuenta aspectos como la desnutrición, contexto, formación docente, conectividad (es un despropósito medir en Loreto la siguiente competencia con una prueba estándar: Diseñar y construir soluciones tecnológicas para resolver problemas de su entorno)? Seguramente no les convenga, porque saldríamos peor o quién sabe, pero de todas maneras necesitamos una evaluación que nos ayude a mejorar y no solo para el castigo público de la región, y especialmente para los docentes.
El problema no es la aplicación de la prueba estándar como muchos dicen (no nos olvidemos que los maestros a veces también usamos este tipo de pruebas, ya sea por la población que tenemos o por la cantidad de contenidos) el problema está más allá, y para encontrar soluciones se debe contar con la presencia todos los actores educativos con un verdadero liderazgo, pero desde nuestros espacios algo tenemos que hacer. A propósito, ¿qué dirán de todo esto el gobernador y sus funcionarios?