Por Miguel Donayre Pinedo
Se anunciaba un día pasado por agua en Madrid. Las personas a cargo del tiempo anunciaban que por la península atravesaría un temporal y no se equivocaron -recordemos que la lluvia en la floresta es una buena señal y es gran indicador de cambios. Coincidentemente, esa misma tarde noche de cinco de abril, en la sede del Instituto Cervantes de la calle Alcalá se anunciaba la lectura de poemas del poeta amazónico Jorge Nájar. El Agregado Cultural de la Embajada de Perú en Madrid, Alonso Ruíz Rosas, fue el encargado de realizar la introducción, en la que reseñó que el ciclo de poesía estaba auspiciado por la embajada en asociación con el Instituto Cervantes y el Centro Cultural Garcilaso de la Vega. La presentación de la obra poética del poeta de “Finibus terrae” estuvo a cargo de Marta Ortiz Canseco, quien dio unas pinceladas de la obra del Nájar como poeta, sin entrar en su obra narrativa. Como bien sabemos, Jorge es un poeta de varios registros creativos. Los poemas escogidos fueron, preferentemente, de su primer y último poemario, “Malas maneras” y “Espíritus” respectivamente. Los poemas seleccionados en la noche madrileña fueron una vuelta a la esencia de Nájar y un homenaje a sus ancestros caminantes inagotables, como él mismo.