Brasil no entiende de sorpresas y, con un gol de Paulinho y otro de Thiago Silva, derrotó a Serbiapara solventar como líder del grupo E su pase a los octavos de final, donde le aguarda México, en Samara, el próximo lunes. Puede que Neymar no haya encontrado aún la chispa que necesita para ser determinante y que Tite tenga problemas con las lesiones de sus laterales pero por el momento es el conjunto más sólido. El único «grande» que sabe a lo que juega, que cuenta con suficiente magia para decantar el resultado de su lado, pero también con el equilibrio que le da Casemiro en el centro del campo y la solidez defensiva que echó en falta en otras épocas.

Brasil supo salir en el Spartak Stadium del laberinto serbio para encontrar el resquicio por el que eludir el campo de minas que dispuso Mladen Krstajic, con pierna fuerte y tres líneas muy juntas a 20 metros de su portero. Con Philippe Coutinho ahogado entre centrocampistas y Neymar encerrado en una banda, Serbia tuvo la sensación de controlar el partido durante gran parte de la primera mitad, sobre todo a raíz de que Gabriel Jesús fallase el primer mano a mano con Vladimir Stojkovic, a los 4 minutos, y Marcelo tuviese que retirarse lesionado poco después.