En estos días de prolongada y fría primavera en Madrid llegó a la casilla de correo la novela de Walter Lingán “Un cuy entre los alemanes”. El cartero amablemente me avisó por el telefonillo, cada vez que llega un libro me pasa la voz con cierto inusitado entusiasmo. Lingán es un galardonado y prolífico escritor cajamarquino afincado en Colonia, Alemania (quién nos sirvió de puente literario fue la actriz amazónica Silvia Chávez Toro). Mi memoria me dice que nos cruzamos una vez en Madrid durante un evento de literatura peruana en la Casa de América que generó la discusión entre “andinos” y “criollos” excluyendo, como no, a los amazónicos y amazónicas. Walter es médico de profesión y un incansable activista cultural en la Tertulia Literaria La Ambulante (TeLILA) en las tierras de Kant y del imperativo categórico. Con una prosa ágil y con fina ironía mordiente narra las venturas y malandanzas de un cuy/persona en su exilio voluntario. Este ancestral roedor andino que asume el personaje tiene muchos significados. Primeramente, el personaje se aleja del protagonista de “La metamorfosis” Gregorio Samsa de Franz Kafka. Mientras que en Kafka es una persona que en un desgarrador proceso se convierte en un insecto. En Lingán esa transformación de cuy a humano y viceversa, es casi siempre transitoria, no llega a consumarse. El personaje llega a decir: “Mi enclenque humanidad o animalidad, querida Michaela,…”. No llega a culminar su metamorfosis. No alcanza su punto de quiebre. Se porfía en esos dos mundos con todas sus consecuencias. La peculiaridad del personaje cuy es la concupiscencia, como señala literalmente el narrador. A ratos mientras leía, por su compulsivo e irrefrenable ardor sexual, me venía a la cabeza la novela de Philip Roth “El mal de Portnoy”. ¿La lascivia corresponde a su parte cuy o a su parte humana? Esas mitades de cuy y de persona humana está en contrapunto a lo largo de toda la narración ¿lo animal es lo americano y lo humano el mundo europeo o al revés?, ¿es un cuy colonizado y anclado en la vieja Europa? Además este roedor no es solo un animal desaforado de lujuria sino que también es un empedernido y voraz lector de la variada y contradictoria cartografía literaria peruana y de gran parte de Europa, a quienes apostilla en cada situación en la que está envuelto. Enlaza el placer de la lectura con el erotismo, es un cuy epicúreo. Sibarita. Con su país de origen es crítico y su país “postnatal” también. Hay que sumergirse en este delicioso relato de Lingán, no se arrepentirán.
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