Escribe: Jorge Martin Carrillo Rojas
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@reporteropro
La vida nunca será color de rosa. La vida siempre tendrá sus alegrías y tristezas. La vida nos pone retos y en situaciones que luego nos deja lecciones.
En lo particular todas las etapas de mi vida han sido bonitas. No me puedo quejar. He vivido e hice de todo y no me arrepiento de nada en lo absoluto, sí quizá de no haber viajado cuando puede hacerlo pues tenía mayores recursos, pero en lo particular he vivido siempre la vida de manera intensa.
Pero hay algo que aprendí con el paso de los años y es la lealtad.
Y si pues, muchos dirán que en estos tiempos no existe la lealtad y yo les digo que sí, y pasa por ser leal con uno mismo y además ser leal a las personas con las que uno ha tenido algún tipo de vínculo a lo largo de su vida. Claro que no a todos se puede ser leal.
La lealtad se construye y jamás, creo, se destruirá. Uno es leal a los verdaderos amigos, a los verdaderos compañeros de trabajo, a quienes verdaderamente han formado parte de la vida de uno.
Son quizá pocas las personas que saben de mi lealtad, más allá de opiniones discrepantes y hasta generadoras de desuniones que siempre estarán ahí esperando que la lealtad se rompa.
Aprendí a guardarme secretos y jamás hablar mal de nadie, por más que quizá a quien uno respetaba te haya jugado mal.
Es mejor llevarse secretos a la tumba que crear desuniones que solo sirven para el chisme barato.
Por estos días se me hace muy difícil escribir esta columna y espero no ser desleal conmigo mismo y con quienes me leen. Pero me he dado cuenta que lo mejor es escribir. Pues a través de la escritura está el desahogo, el recordar la vida, las alegrías y las tristezas.
Sin duda que muchos quisieran vivir en el mundo perfecto. Yo, la verdad, prefiero el mundo real. En el que un día no tengas ni para comer un pan y al día siguiente puedes estar en un banquete que es un insulto a la pobreza. El mundo en el que no tienes ni para un par de negritas pero al día siguiente tienes hasta para una etiqueta negra.
Prefiero el mundo en el que tienes que caminar antes que mal acostumbrarte a tener motocicleta y carro, cuando nunca lo has tenido. Prefiero el mundo real en el que el verdadero amigo o compañero de trabajo te dice las cosas tal y como son. Y prefiero guardarme los mejores recuerdos de lo vivido en un cofre especial en el que no siempre estarán todas esas bellas historias vividas.
Detesto la maldad y que se obre de mala fe. Prefiero la paz que la guerra, sería loco que desee lo contrario, aunque loco ya creo estoy.
Hoy, próximo a empezar quizá el mejor mes del año, pues es el mes de María y de la madre, se me dio por escribir un poco de todo. Solo espero que mayo me devuelva la tranquilidad para poder seguir escribiendo de temas más interesantes como por ejemplo el ser una persona agradecida. Algo que por cierto también cultivé con el paso de los años a pesar, sin duda alguna, de ser la persona más imperfecta a la que sin duda es difícil de creerle que sea leal.